Pues en el colegio se juntan niños bilingües de árabe y español que han nacido en España y que sueltan unos tacos en castellano romance que da gloria oírlos, niños recién llegados de Marruecos que sólo hablan árabe y palabrotas españolas, niños africanos que hablan vaya usted a saber qué y niños españoles que hablan con un acento que no los entienden ni en su casa. Así los pobres maestros van por el mundo con un tic nervioso en el ojo y pensando que su trabajo son horas tiradas a los cerdos.
Sin embargo, parece que eso no es cierto. Escuchando jugar a las criaturicas parece que algo les entra en la cabeza. Y es que uno de los juegos favoritos últimamente es jugar a la escuela. A este juego suelen jugar sobre todo las niñas, pero muchas veces los chicos se apuntan. Uno es el maestro (normalmente el más mayor) y el resto son los alumnos. Juegan a hacer dictados, a dibujar, a que hacen exámenes...
Ayer jugaban en el portal. Yumalai era la profesora (la seño) y el resto los alumnos. Por supuesto no tardaron en ponerse a discutir y a gritarse, y Yumalai en vez de gritarle al resto se puso en su papel. Dio dos palmadas y cuando las otras la miraron les dijo muy seria:
-¿Esa es forma de hablarle a tu amiga? ¿Sólo sabes insultar? Pídele perdón ahora mismo.
Pues eso, que al final algo aprenden.