Guste más o menos, cada vez estamos más acostumbrados a que no se pueda fumar en determinados lugares. Pero, ¿sabemos lo que ocurre en el ámbito privado?
Aunque estamos muy concienciados en cuanto a protección al menor se refiere, muchos padres siguen fumando en presencia de sus hijos pequeños o los llevan a lugares con humo (a pesar de que la ley no permite el paso a menores de 16 años). Esto les convierte, inevitablemente en fumadores pasivos, con todo lo que ello puede conllevar para su salud.
Un nuevo estudio ha vuelto a disparar las alarmas, asegurando que el humo secundario daña los sistemas respiratorio y circulatorio de los niños, con especial virulencia para aquellos más pequeños y los que padecen algún grado de obesidad. Todo esto puede suponer el inicio de una enfermedad que puede agravarse con el tiempo y convertirse en un hándicap para la salud una vez alcanzada la edad adulta.
¿Qué creéis que debería hacerse para concienciar a los padres de este problema? ¿Os habéis visto alguna vez en la tesitura de tener que pedir a alguien que apague su cigarrillo por estar cerca de vuestro hijo? ¿Lo haríais?