Del embarazo y otros demonios

A los futuros abuelos de mi hija, a mi amiga Chío. 
Y a mi tío Romualdo que me animó a escribir estas palabras. 

Del embarazo y otros demonios

¿Es el embarazo un momento mágico, único y especial? ¿O está sobrevalorado? Durante mis 26 semanas de embarazo me planteo estas cuestiones con bastante frecuencia, sin encontrar una respuesta que me posicione claramente en un lugar u otro. 
Después de un año y tres meses intentando quedarme embarazada, llena de miedos, temores y creyendo que ya no podría, por fin, un buen día (tras tres pruebas con falsos negativos) aparecieron las deseadas dos líneas rojas, y cual fue mi sorpresa, cuando después de pegar unos cuantos botes de alegría, mi cabeza se llenó de pensamientos inesperados como: "Madre mía, en qué lío me he metido", "No sé si estoy preparada", "¿Qué voy a hacer con mi trabajo". Si, así es, a pesar del enorme deseo que tenía de ser madre, la inseguridad me golpeaba fuertemente, recordándome tanto las palabras de mi madre: "Cuidado con lo que deseas, que se puede hacer realidad..."Pero a lo hecho pecho, y con esta dicotomía mental, me enfrento a un embarazo muy deseado, en un momento social y económico terrible, en un momento en el que el ser humano me avergüenza un día y me enorgullece otro. Me enfrento a un embarazo, el año en que los jóvenes y no tan jóvenes de la "Democracia" española, decidimos salir a la calle y decir BASTA. 
Pasan los días y comienzo a sentir el primer síntoma, que no es interno, si no externo, y que dura todo el embarazo y más allá: TODO EL MUNDO OPINA. No es que me moleste realmente, pues estoy muy contenta y todo me crea curiosidad, pero a veces tanta opinión me abruma y me confunde, unos te dicen que puedes comer de todo, que lo que te ha dicho el médico es una tontería, otros te riñen porque decides (una vez el médico te ha dado permiso) comer jamón después de congelarlo. Otros te dicen locuras como que es malo cruzar las piernas, que tienes cara de tener niño o niña (aleatoriamente y con una razones "muy científicas"). Unos te hablan de parto "natural" y otros abanderan la epidural (parto en casa, lactancia hasta que el niño quiera, parto hospitalario, colecho, dejar al niño llorar...) . Y así pasan los meses, mientras voy sintiendo el resto de los síntomas: el súper poder de un olfato desarrolladísimo, el dolor de pechos, las arcadas que te producen cosas que antes te gustaban, el sueño infinito y el cansancio, las encías sangrantes, los dolores musculares, la ciática, el hambre atroz, los ardores de estómago, las ganas de hacer pis, etc.., etc.... 
Además de estar sintiendo todas estas cosas, he dejado de fumar, de beber alcohol, de comer jamón y otros maravillosos embutidos, así como quesos no pasterizados (Los más ricos, por cierto) y otros alimentos crudos,  y mi pareja me recuerda de vez en cuando que no debo comer demasiados dulces, pero a mi me apetecen demasiado, y me siento mal cuando me lo dice, pues estoy haciendo un gran esfuerzo para cuidar de nuestra futura niña, así que discutimos...y acabo llorando sin consuelo, pues entiendo que me dice las cosas por mi bien, pero no puedo evitar sentirme encerrada entre un montón de normas y restricciones.
Intento cuidarme lo máximo posible, estar animada, a pesar de haber perdido el trabajo por causa del embarazo. Ir guapa y arreglada y ponerme cosas que me sienten bien, para animarme a mi misma más que nada,  pero aun así siempre hay alguien me recuerda que parezco un pato mareado "Vaya manera de andar que llevas..."  Procuro responder con paciencia que tengo una ciática que no me deja dormir desde hace meses y me encuentro con un "Madre mía estás con las hormonas muy alteradas, qué borde", lo que me altera más aun y finalmente, de nuevo, acabo llorando sin consuelo (¿Dónde se meterá Consuelo en estos momentos?)
Llega un momento en que cualquier cosa que digo con un tono más acalorado de lo normal es consecuencia de mis hormonas, con lo que en diferentes discusiones, ya sean políticas, sociales, de convivencia o banales, jamás voy a tener la razón, ni la potestad para defenderme con la vehemencia  que me caracteriza y que mucho antes de estar embarazada ya viajaba por la vida conmigo. Si, es cierto que hay una revolución hormonal en mi cuerpo, que hace que en ciertos momentos tenga altibajos, pero, también es cierto que el que me lo dice es, por poner un ejemplo, feo con avaricia, o antipático, o le huele el aliento o simplemente es tonto, bruto o inoportuno y yo no se lo recuerdo con tan mala leche.  
Dicho todo esto, supondrá el lector que considero el embarazo una bazofia digna de ser pasada lo antes posible, pero no es así, pues el embarazo, además de todos estos "síntomas" tiene otros:
Felicidad infinita cuando pienso que dentro de mí está creciendo mi hija y que esto a su vez hace feliz a mis hermanos, mis primos, mis amigos, mis padrinos, mis tíos y a sus futuros abuelos (Y toda la familia de mi pareja, que ya la considero mía).  Estar más cerca de mi compañero, viviendo día a día todos los cambios y sintiendo que tengo un cómplice inigualable. Saber que he elegido bien, y sentirme afortunada, pues estoy más que segura del gran padre que será. Sentir que mi niña se mueve dentro de mi, dándome serenidad y fuerzas, verla en las ecografías, creciendo poco a poco, escuchar su corazón latir, recibir regalos, ayuda y apoyo de quienes nos quieren, saber que nuestras vidas van a cambiar por completo y vivirlo como una aventura maravillosa, sentir que ya no podemos permitirnos tener miedo, ser valientes. Estar dispuestos a cualquier cosa para hacer feliz a alguien que aun no ha nacido y vivir un amor que no se puede comparar con nada.  
Estar embarazada, para mí, no es mágico, es natural, no se trata de un estado en que una flota entre nubes de colores, y reparte flores por doquier pero tampoco se trata de un sufrimiento extremo, en el la mujer tiene que someterse a los más terribles cambios. Todo es, como dice mi compañero, mucho más sencillo: Somos seres vivos, nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. No es magia, pero ¿acaso no es hermoso? 
Madrid, 17 enero 2012 (26 semanas de embarazo)
Ángela Conde Benítez. 
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Modificado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Recomendamos