La vuelta al cole siempre trae alguna sorpresa que otra, pero lo que más notamos los padres de niños de infantil es lo que han crecido los otros niños. Los cambios en el propio nos pasan más desapercibidos por ser más cotidianos. En este caso el truco de magia es más difícil de ver cuando pasa delante de tus propias narices. Desde luego que te das cuenta de que tu hijo va madurando, va ganando autonomía, va haciendo tareas solito que antes había que ayudarle, incluso a veces sin que se le diga nada toma la responsabilidad de sus cositas. Pero todo está tan el en día a día de la casa que no nos damos cuenta de lo brutal de la evolución en unas cuantas semanas.
Cuando, después del verano, vuelves a ver a los compañeros de clase de tu hijo te parece que han crecido una barbaridad. Pero no sólo es que les ves más altos, las caras les han cambiado, los ves que se desenvuelven con más madurez, parecen pequeños adultos en la fila del cole. Todavía te parece más grande el cambio cuando tu hijo es de finales de año y te fijas en los compañeros de Enero y Febrero, esos parece que vienen de aparcar el coche en la puerta del cole. Bueno estoy exagerando un poco, pero sí que me encontrado a un par de ellos montando en bici, eh!! y sin ruedines.
Claro que esto dura hasta que la mamá de otro niño te dice “Vaya grande que ha vuelto Leo de las vacaciones, se le ve más chavalote, más maduro”. Entonces te das cuenta de que estabas tan cerca del cambio que ha pasado, en su mayor parte, desapercibido.
Lo que pasa es que corremos el riesgo de enfocar demasiado la mirada en “los otros” y los otros son eso, otros. Los niños son individuos que crecen cada uno en su entorno, con distintos estímulos, en contextos diversos en los que se valoran distintas cosas y hay distintos valores que prevalecen sobre otros. Por eso no hay que volverse locos. Unos niños desarrollan unas habilidades más o más pronto que otros porque en su entorno están más presentes o se les da más importancia. El error es fijarnos sólo en las cosas en las que nuestro niño está menos desarrollado que los de su entorno, porque posiblemente hay aspectos en los que destaca de otros niños simplemente porque son distintos.