Desde muy niños y sobre todo cuando tenemos hermanos, se presentan disputas, discusiones y situaciones donde nos enojamos, pero siempre después de la tempestad viene la calma, y es allí donde comenzamos a aprender sobre el perdón. Mucho se habla sobre el perdón, continuamente decimos a nuestros hijos que deben olvidar la desavenencias, pero les estamos enseñando a perdonar de palabra o estamos siendo ejemplos reales de perdón para ellos?
Hay situaciones momentos o personas en la vida que nos desafían y nos enfrentan al verdadero perdón, ese que debe salir desde el fondo de nuestro corazón, con bondad y con sinceridad, son esas situaciones difíciles donde creemos que no hay solución; pero siempre es posible superar el dolor y abrir las puertas al perdón.
De niña me peleaba mucho con mi hermana, discutíamos por cualquier cosa, pero no podíamos estar separadas, al rato después de una buena pelea, estábamos otra vez juntas, incluso teníamos que pelearnos sin hacer bulla, porque si mi mamá nos descubría peleando, ya sabíamos lo que venía. Con el tiempo aprendes a perdonar, no a justificar pero si aceptar, que no puedes cambiar tu pasado, pero puedes hacer que tu presente y el de tus hijos sea diferente y aprendes que si no sanas tu alma, y perdonas los errores de todos los que alguna vez te han herido, no podrás ser verdaderamente feliz ni dar felicidad a las personas que amas. Y no se trata de aceptar el abuso, de permitir que nos hieran, se trata de no permitir que ese abuso continúe a través del resentimiento. Yo pido perdón a mi hijo cuando me equivoco, porque le enseño que no soy infalible, que soy humana, que lo amo pero que cometo errores, así le enseño que siempre podemos perdonar y ser perdonados, y es allí en el seno de la familia donde aprendemos verdaderamente a perdonar, perdonamos por amor, y es la misma razón por la que somos perdonados.
Sin embargo, en este largo proceso del perdón, entendí que no importa lo que suceda, lo más difícil para mí siempre ha sido perdonarme a mí misma, aceptar mis propios errores, perdonarme por mis pensamientos, por mis acciones, por mi falta de acciones, por mis impulsos, por mis palabras, pero no importa que tan difícil sea, agradecer a Dios el regalo que nos da día a día, y perdonar como él nos perdona, es la única forma de sanar.
Perdón es una palabra pequeña que describe una gran acción q nos libera nos da paz y tranquilidad a nuestra vida.