Hace unos días que me animé a ir a las 8 de la tarde a clases de zumba con una amiga aquí en Reading. Hasta ese momento todo normal; niños bañados, con pijama, cenados (ese día creo que cenamos todos a las 6:30 de la tarde al más puro estilo británico), listos para el cuento e irse a dormir. Llegué con mi amiga a la clase de zumba y por ser mi primer día me dan un cuestionario para que lo rellene. Con ayuda de mi amiga (que lleva en Inglaterra mucho tiempo y tiene un inglés prácticamente nativo) voy rellenando las casillas hasta encontrarme con la siguiente pregunta:
OCUPACIÓN ……..
Miro a mi amiga con la intención de preguntarle como se escribe DISEÑADORA, pero antes de hablar ella me dice: ahí escribe “FULL TIME MOM”.
Imagínate mi cara en ese momento y la posterior carcajada. Nunca habría puesto en un formulario que mi ocupación es ser madre a tiempo completo, pero es la pura realidad.
Soy más que una full time mom.
Y fue en ese momento en el que me di cuenta dónde había perdido mi identidad. ¿dónde está la Amparo a secas? No la Amparo hija de, hermana de, madre de, mujer de, …
Esa Amparo que cuando iba de viaje hacía solo su maleta y no la de los 3 niños, la bolsa de las medicinas y el libro de vacunas, los juguetes y la comida para el camino; o la que va a comprar ropa y no pasa por la sección infantil antes que por la de mujer; o la que va al cine a ver el último estreno y no de Disney precisamente.
Esa Amparo aún existe pero comparte espacio con 3 madres: la madre de Rocío, la de Nico y la de Ximena. Y a veces a la pobre ni se le oye.
No estoy diciendo que no me encante ser madre ni mucho menos, pero algunas veces esta mamá a tiempo completo necesita unas vacaciones. No hace falta que sea un viaje, ni una escapada de fin de semana, con que sea un horita me doy por satisfecha.
Hubo una época en la que No se si esta sensación la habéis tenido también alguna vez.
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