La Lactancia: ¿tendré bastante leche? Capitulo 4

Ya conocemos cómo fue el embarazo para Sil mientras gestaba a su pequeño gran bebé, cómo fue el parto del pequeño Sansón, y cómo fueron las primeras horas en la maternidad para Sil. Hoy nos cuenta cómo ha sido su lactancia en estos primeros nueve meses.

 La Lactancia: ¿Tendré bastante leche?

Una enfermera antipática me puso el bebé en la teta a las 3 de la mañana. Y desde entonces ahí sigue. A demanda. No obstante, la lactancia no ha sido fácil para mi. Me estudié la teoría y sólo rezaba para tener suficiente leche. Había escuchado tantas barbaridades sobre la lactancia que estaba atemorizada por lo que podía suceder. Las primeras 24 hrs el bebé no despertaba y las enfermeras me reñían para que lo hiciera. Nadie me dijo que el neonatólogo lo había medicado y el niño no respondía al estímulo del hambre porque estaba drogado. Me enteré al leer los informes el día de salida.

Fue para San Jorge cuando descubrí que mi hijo lloraba cuando tenía hambre, y sigue. Es la única forma de que yo me percate, porque según he podido comprobar, aun no se ha levantado de la cuna para coger nada de la nevera.

5 días pasaron hasta que me subió la leche. Y me dí cuenta porque a su vez me subió la fiebre y estuve 24hrs fuera de onda, más aun así cabe. Curiosamente se me puso un pecho enorme y duro a punto de explotar. El otro lo tuve que trabajar a conciencia.

Cuando tienes un niño que nace con tamaño 3 meses las cosas fáciles no son. Claro que…nunca nada es fácil cuando hay un bebé de por medio. Mi madre hábilmente se percató de que tan grandecito iba a necesitar algo más que calostro para alimentarse de forma que cuando se lo quiso llevar el neonatólogo para demostrar no sé bien bien qué, ni a quién, mi madre pasó por nidos y le colocó al bebé medio mini biberón. Con la tripa llena el niño ni se movió al hacerle las pruebas. Conclusión: el biberón lo salvó de la sedación.

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Lactancia mixta le llaman. Yo le daba pecho y luego su padre un mini biberón. Cómo se lo tomaba el niño! Qué ansiedad, qué pasión, qué velocidad! Ahora bien, el chupete ni soñarlo. No lo quiso entonces y no se lo des ahora. Cuando el quinto día, el primero en casa, me subió la leche…a parte del dolor por las botijas a punto de estallar, los pezones se me pusieron en carne viva. Al darle entonces el pecho a mi bebé tenía sensaciones encontradas, era una mezcla entre alivio por liberar la presión y dolor extremo por pezones agrietados. Atendiendo a los consejos de los expertos irremediablemente decidí ponerme pomada… y venga pomada mañana, tarde y noche…

Pero claro, el bebé era (y es) grande…. la leche a las 4 de la tarde ya se había servido toda y la fábrica quedaba cerraba hasta la noche. Bendito biberón que saciaba al pequeñín! Un mes después de nacer y con 6 cm más, el pequeñín seguía demandando teta cada hora u hora y media. Llegaba la toma del biberón con la merienda y aguantaba 3 y 4 horas durmiendo como un campeón creciendo sin parar. Hasta que pasado este primer mes, el papá de la criatura, amoroso y sufrido marido, me dice “Sil, el bebé no quiere el biberón”. Chán, chán cháaaaaaan (cara de terror). Nervios, tensión. El bebito venga a llorar desesperado por hambre. Nada, no había forma de que cogiera el otrora biberón salvador. Le ofrecí el pecho y se terminaron los lloros, los biberones y los tinglados asociados. En la despensa tengo todavía una lata de leche en polvo para lactantes que me sobró porque el bebé ya no quiso más, la tengo por si acaso… ja … ja….

Desde entonces la producción ha sido constante, sin demasiados excedentes, la fábrica ya no cierra, está abierta 24 horas al día. Según la pediatra, el mérito es compartido, entre el niño que ha trabajado el pecho, y la madre que ha estado ahí soltando lagrimones y a pesar del dolor ha aguantado como leona. El momento cumbre de la lactancia es cuando aparece la primera “perla” o al menos creo que así le llaman. Mááááááás dolor.

No te has acostumbrado a las heridas de los pezones que te salen tropezones.

Entonces llega el verano, los 45 grados a la sombra, al menos donde yo vivo. Mi bebé pide pecho cada 45 minutos, sin exagerar. Desnudo todo el día, en pañales, rodeado por un ligero toque de aire acondicionado para no morir derretidos ni él ni yo al menos en casa…pero qué calor nos dábamos y qué tetadas tan veloces! Que sed pasábamos ambos. Salíamos a la calle con la fresca a eso de las 8 de la tarde, con 38 grados. Sofocante. La ventaja del calor del verano es que le dí tanta teta que por un lado se me debió hacer callo o algo similar, y por otro perdí el miedo o pudor a dar pecho en público.

Tal era mi calvario dando pecho que contaba las semanas y los meses. Me propuse como objetivo dar lactancia exclusiva hasta los seis meses tal y como se recomienda hoy en día y mentalmente me daba ánimos: “otra semana menos”,”pronto comerá solo” me autojaleaba…Qué equivocada estaba, de nuevo y para variar. Llegué por fin a los 6 meses y el bebé cogió una gastroenteritis importante y no sé cómo siendo que los niños lactantes dicen que no se ponen malos de las tripas. Así las cosas, continué con el pecho de forma exclusiva sin mayor estrés puesto que ya estaba asumido como posible, hasta que mi marido me recordó que ya podíamos empezar a darle de comer porque ya no estaba enfermo… Que planchazo me dio… Y qué pereza cambiar el sistema de alimentación…

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En resumen, la lactancia de mi bebé ha conllevado: esterilización de biberones, leche en polvo carísima, biberones, agua de marca recomendada para lactantes, cremas, pezoneras, sacaleches, sujetadores, discos de lactancia… cuántas cosas específicas y cuánto dinero invertido!

Respecto de la lactancia quiero decir muchas cosas aprovechando esta plataforma digital, sobretodo cuando el tema está en boca de tantos comentaristas, tertulianos televisivos y mujeres que se dedican a la política. Flaco favor nos hacen a las madres que damos pecho según qué opiniones de los mal llamados expertos. Y flaco favor nos hacen según que actrices, modelos, cantantes y presentadoras de televisión que se vanaglorian de reincorporarse al trabajo a los pocos días o meses de haber parido.

Desde hace 9 meses he tenido tiempo para leer mucho sobre lactancia, cierto es que depende de cada madre dar el pecho o no, cierto también que a veces la elección del biberón es más una necesidad que un capricho PERO de lo que no se habla es del derecho de la madre y del hijo a dar y recibir el pecho. Es que la realidad de las cosas es obviada, ignorada y repetidamente escondida por nuestra sociedad moderna y tecnológica.

A pesar de que hay ciertas plataformas en defensa de la conciliación, maternidad y decenas de libros, no hay políticas reales ni tratados nacionales o internacionales que nos protejan en nuestra labor social de manera efectiva. Somo nosotras las mujeres las que padecemos en nuestras carnes imposiciones y supersticiones acerca de la crianza de nuestros hijos y nos tenemos que proteger de modo individual del asedio constante. Estoy aburrida de que la gente se sorprenda primero porque mi hijo con 10 meses mida 85 cm y pese 15kg y le siga dando el pecho. Segundo que haya decidido poner en pausa mi carrera laboral en pro del bienestar propio y del niño sin más ayuda que la familiar (encima eso, que no recibo ayuda de ninguna institución como para que me critiquen) y tercero que se sorprendan porque quiero criarlo yo personalmente. PERO EN QUÉ MUNDO VIVIMOS?!

Es más, lo grave del tema es que los ataques más aguerridos a la maternidad vienen de parte de otras mujeres!! Mi reflexión posiblemente no aporte nada nuevo a lo que ya se escribe por ahí por profesionales de la estilográfica de mayor renombre. Aun así, quiero manifestarme públicamente a favor de un cambio de mentalidad más respetuosa para el bienestar de nuestros hijos que son el futuro de nuestra sociedad al fin y al cabo, y para la salud mental de sus madres que repercutirá con el tiempo una mejora social puesto que las mujeres estamos presentes en todos los campos, directa o indirectamente. Recordemos que somos algo más de la mitad de la población mundial.

Esto con respecto al plano reivindicativo aunque podría añadir que faltan salas de lactancia en comercios y desde aquí ruego a los magnates de las finanzas y del ocio, comercio y restauración que se estiren un poco para montar espacios para que las madres podamos dar la teta con tranquilidad y normalidad.

Hasta ahora me las he ingeniado para dar el pecho en probadores, cambiadores, detrás de columnas en grandes almacenes…y no por vergüenza si no por respetar los tiempos e intimidad de mi hijo a la hora de alimentarse. No sé si lo he dicho antes pero dar el pecho no es lo que imaginaba. Supongo que para cada mujer el sentimiento es distinto. Con independencia del trastorno que supone a la hora de hacer vida normal, a modo de ejemplo ir a comprar supone calcular cuanto tiempo necesito para desplazarme, comprar y regresar, cuando le toca la toma, detener el coche para dar de mamar, recoger la ropa tendida a medias o hacer la comida a ratos porque el bebé te reclama, desplazarme a pie supone planear posibles paradas, conversar con amistades es factible de forma intermitente… me habían hablado de la conexión, de lo bonito del vínculo…y supongo que sí que está ahí, sin embargo, lo vivo de manera más rutinaria y menos excelsa. Al igual que hago caldo o el pollo a la plancha, doy el pecho. Ahora bien la logística del pecho es otra película.

Mi bebé maxi requiere maxi soluciones. El cojín de lactancia fue el primer gran descubrimiento a la hora de facilitar esta constante e imprescindible labor. Me lo recomendó una vecina dos años mayor que yo y con un crío tres años mayor que el mío. De hecho me dejó el suyo indefinidamente pero yo rápidamente adquirí el mío para no estropearle su cojín que tiene forma de bumerán.

Tal fue el éxito del cojín que cuando una amiga me vino a visitar con marido, hijo de tres años y niña en camino me miró maravillada y me dijo “yo quiero uno”. De modo que le compré uno y se lo regalé cuando nació su niña. Está super feliz.

El segundo gran descubrimiento fue leyendo un libro de lactancia, entre las posibles formas de colocar al bebé está darle el pecho en la cama. Esa es mi preferida a día de hoy teniendo en cuenta que Mini Thor ya no cabe en el cojín… no sé cómo puedo seguir sorprendiéndome con su ritmo de crecimiento a estas alturas. Mi espalda lo agradece pues está descansada, la suya también. Yo estoy cómoda, relajada, y él ancho y feliz.

Como mi pequeñín está mayoritariamente tetando aun no me he planteado destetarlo. Justo hace dos meses que empezamos con caldos y papillas de forma experimental, poco a poco la cosa se va consolidando favorablemente y sin demasiados tropiezos. Ahora bien soy consciente del peligro que me acecha. Hasta ahora casi todo eran halagos. Que teta tan buena tienes, ahí dentro llevas leche condensada, qué buena madre…

Salvo algún comentario descarriado por antipático, los demás me producen satisfacción. Lamentablemente soy consciente de que esas mismas personas que hoy me aplauden mañana me criticarán por darle el pecho al niño.

Aunque sea de forma desordenada quiero contar otra anécdota con respecto a la lactancia. Mi hijo empezó a dentar con 4 meses. Primero los mini dientes de abajo, a las semanas las palas de arriba, incisivos de arriba, con 9 meses tiene 4 arriba y 3 abajo. Ahora a los 10 meses tiene otro más en la parte inferior. Este proceso tampoco ha sido cómodo para ninguno de los dos. Por un lado está la producción de baba a nivel industrial. Con la fregona no he dado a basto. Luego los retortijones que le producían al nene las babas y que se le ponía el culo como un pimiento de rojo.

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Me he pasado tardes enteras paseando un bebé tripa abajo de pocos meses y muchos kilos de peso babeando sin control, procurando no patinar, sorteando sus charcos de babas, mientras le cantaba nanas para calmar su malestar.

Paseando en brazos!! yo que cogía un lápiz y me dolía el brazo, yo flojucha por naturaleza que en lugar de brazos he tenido alambres, yo que me canso de peinarme porque el esfuerzo de levantar los brazos me parece bárbaro. Quizá sea la motivación de sostener a mi hijo a pesar de estar molida la que ha propiciado mi repentina fuerza de forma que a pesar de su tamaño lo haya paseado en brazos y lo siga paseando a sus 10 meses,  85cm y 15kg para calmar su malestar. Sin embargo, no termina aquí mi calvario. Mini Thor sigue tetando..con dientes…y aunque no es frecuente… MUERDE.

Mordía a los tres meses con las encías inflamada pero tampoco lo sufría en demasía, mordía a los 4 meses con dos mini dientes que en mi pecho eran alfileres, a los 6 meses sangre me ha provocado en el pecho y sangre en el brazo a los 8 meses de los mordiscos descontrolados.

Como ya llevo meses de experiencia en dolor, he optado por la prevención. Cuando comienza la producción de baba industrial y veo los latigazos de dolor en su gesto. Me pongo gotas mágicas en el dedo, masajeo la encía, le doy un mordedor (tengo como 6, uno de cada color y forma y manera) no le gusta ninguno pero yo insisto.

Luego está la parte en que se duerme con la teta en la boca pero no la suelta y dormido aprieta los dientes y ahí esta mi cara de dolor, de nuevo prevención, pongo el dedo meñique en la comisura de sus labios y le quito mi parte blanda de sus afilados dientes.

Para terminar, la respuesta a la pregunta de si tendré suficiente leche es SÍ. La pediatra me dijo a los seis meses que ella calculaba que yo estaba produciendo sobre unos 2 litros diarios de leche para mi bebé. Con 9 meses de vida, su tamaño y debido a su gran demanda, me cambio los discos del sujetador de lactancia 2 veces al día. El niño sigue tomando pecho a pesar de la introducción progresiva de alimentos de modo que, objetivo en cumplimiento y miedo disipado. A fecha de hoy con 10 meses Mini Thor empieza a tener mayor interés por lo que como…. pero eso da para otro episodio.

Hasta aquí nuestro capítulo de lactancia, la próxima semana Sil nos contará su peripecias para encontrar pañales!



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