Aunque muchas organizaciones dedicadas a la niñez, como Unicef, la OMS, y otras recomiendan dar exclusivamente el pecho hasta los 6 meses, luego complementarla con otros alimentos hasta el año y como un alimento más hasta los 24 meses, la AEP (Asociación Española de Pediatría) ha lanzado un informe mediante el cual pone de manifiesto que no hay límites para amamantar, y es algo con lo que todas las organizaciones científicas parecen estar de acuerdo, puesto que lo que recomiendan es el mínimo (en lo posible 24 meses), pero no establecen el máximo.
La leche materna nunca pierde sus propiedades, es más, mejora con el tiempo porque después de los 12 meses viene con más grasa, lo que significa que es mucho mejor que la leche de vaca o de fórmula.
Cuando hablamos de leche materna estamos hablando de una sustancia viva e inteligente que por más adelantos que haga la leche de fórmula nunca podrá igualar, ya que en la leche materna aún hay propiedades que no han sido descubiertas.
La leche que los adultos consumimos tiene mucho más de químicos que de alimento, con lo cual la leche materna y la lactancia sigue siendo ideal para proteger el sistema inmunológico y nutrir a un niño.
Hay muchos descubrimientos científicos sobre la lactancia que día a día nos hacen optar por la leche materna en detrimento de las fórmulas. Existe en ella un oligosacárido que tiene beneficios sobre las capacidades de aprender y recordar. Se trata del 2′-fucosyllactose (2F), que fortalece la potenciación en el largo plazo en el hipocampo.
Otro estudio ha encontrado que dar el pecho al recién nacido reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad. Ello se debe a una hormona que regula el metabolismo del bebé. La hormona FGF21), tiene un papel clave para la absorción de nutrientes y la regulación de la función intestinal en los recién nacidos.
Se ha comprobado que mejora el perfil metabólico y el crecimiento en un 25% comparado a los bebés que no la ingieren.
La leche materna también combate la inflamación y la infección dada la gran cantidad de moléculas bioactivas (SPM: mediadoras especializadas pro-resolución). Estas moléculas favorecen la cicatrización, luchan contra el dolor y actúan como desinflamantes.
Últimamente la OMS ha lanzado un informe a favor de la tetanalgesia, es decir, el efecto calmante que tiene el amamantar para los bebés, y por eso, está recomendado dar la teta durante o inmediatamente después de darles vacunas a los más chiquitos. En este sentido, el efecto del amamantamiento o lactancia como calmante también es conocido durante la noche, por eso algunas mamás que están destetando a su bebé conservan la costumbre de dar de mamar al niño antes de ponerlo en la cama como una especie de mimo.
Está claro que dar el pecho es muy provechoso, tanto para el bebé como para la mamá, que también se beneficia de ello, puesto que se ha descubierto que las madres que amamantan tienen menos riesgos de padecer cáncer de mama. Lo que no quiere decir que no se padezca, pero sí está visto que mientras se amamanta el riesgo de producir células cancerígenas disminuye, y que el retraso en el restablecimiento de la función ovárica y la disminución en los niveles séricos de estrógenos también colaboran a generar defensas.
Fuentes:
http://www.aeped.es/comite-lactancia-materna/documentos/lactancia-materna-en-ninos-mayores-o-prolongada
http://www.upo.es/diario/ciencia/2015/09/investigadores-identifican-componentes-naturales-leche-materna-aumentan-memoria/
http://noticias.lainformacion.com/salud/enfermedades-viricas/biomoleculas-de-la-leche-materna-detienen-la-inflamacion_45Hj3xaVCHZGge8UWnPTR4/
http://www.bebesymas.com/lactancia/la-oms-lo-hace-oficial-recomienda-dar-pecho-a-los-bebes-mientras-reciben-las-vacunas
https://www.aecc.es/SOBREELCANCER/CANCERPORLOCALIZACION/CANCERMAMA/PREVENCION/Paginas/factoresderiesgo.aspx
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