Mi parto: el día más duro y maś feliz de mi vida



El día del nacimiento de mi hija, fue sin duda el día más feliz de mi vida pero también el más duro de todos. Yo me preparé, leí un par de  libros, tomé clases de respiración, de relajación y me dispuse mentalmente  para tener un parto natural, sin epidural, sin calmantes. Al fin al cabo, me dije a mi misma,  las mujeres por naturaleza estamos preparadas para esto, nuestro cuerpo ya sabe lo que tiene que hacer y lo hará cuando llegue el momento. Además, porque temores si tuve un embarazo supremamente normal. En mis citas medicas y ultrasonidos siempre todo estuvo muy bien,  nunca tuve malestares, nada de  vómitos o desmayos y mejor aun, estuve activa todo el tiempo. Para que tengan una idea de cuan activa estuve, les cuento que durante mi embarazo viaje a Texas, Colombia y Ecuador, me cambié de apartamento,  me casé, estuve a cargo de la organización de mi boda,  y terminé mis dos últimos semestres de la universidad.  Sin Embargo, ni mi buen estado salud ni toda la preparación que tuve pudieron salvarme de un parto y un postparto muy difícil… más difícil de lo que jamás hubiese podido imaginarme.  

El lunes 24 de agosto  a las 10:00 PM de la noche entré al hospital. Tenía contracciones muy leves,  y si no avanzaban, de todas formas a la mañana siguiente me inducirían el parto ya que estaba en la semana 41 y así lo había acordado con mi doctora, pues algo me decía que no debía esperar más, que mi bebe estaba más que lista. Los últimos días antes del parto había estado un poco intranquila porque no sentía a mi bebe muy activa, y aunque algunos me decían que era mejor esperar que mi cuerpo  reaccionara, que la naturaleza es sabia, que me estaba apresurando, que se puede esperar hasta las semana 42… entre otras cosas,  mi corazón me decía que era hora.. Y hoy debo decir que me siento feliz de haber atendido el primer llamado de ese instinto materno que es para mí, sin duda alguna, un regalo de Dios.

Durante toda la noche las contracciones incrementaron  y de la mano de mi esposo, de mi mamá y de mi dula pude manejar el dolor. Mi doctora decidió no inducirme ya que mi cuerpo empezó a hacer el trabajo por sí solo y las contracciones eran cada vez mas seguidas. Yo me puse muy contenta por eso.  Pasó toda la noche y a las 10:00 de la mañana del día siguiente  cuando me fueron a revisar no había dilatado lo suficiente y mis contracciones volvieron a ser esporádicas. Entonces como habíamos pensado inicialmente era momento de inducir.

Una vez me pusieron el Pitocin, las contracciones empezaron a ser tan fuertes que ya no pude soportar el dolor. Me sentí  triste de pensar que no podría mantenerme firme en la decisión de tener un parto sin epidural, sentí que era como defraudarme a mí misma, a mi esposo, incluso a mi bebe que  apenas venia en camino, así que traté de soportar el dolor lo más que pude.. Pero a las 12:00 pm después de que me revisaron y me dijeron que aun faltaba mucho por avanzar ya mis fuerzas no dieron para más. Así que pedí la epidural

Cuando llegaron a ponerme la inyección sentí alivio, pensé que sin dolor tal vez podría disfrutar mejor la llegada de mi pequeña Emma. Sin embargo, cuando me pusieron la epidural no lo hicieron de la forma correcta. Mi ritmo cardiaco se aceleró, y sentí que me desmayaba. Llamé a mi esposo desesperadamente para que me agarrara la mano y sentí muchísimo miedo.  La idea de perder el conocimiento me aterrorizaba.  ¿Qué sería de mi pequeña si yo no estaba consiente?

La anestesióloga me dijo que la epidural estuvo mal ubicada, que eso nunca sucede, que no saben que pasó pero que en mi caso tenían que volverme a poner a la inyección en media hora… En ese momento pensé ¿y ahora qué hago? Por un lado el dolor era muy fuerte, y por otro lado me deba miedo que si me ponían la inyección nuevamente fueran a cometer el mismo error. Luego, al pasar una hora cuando los dolores volvieron con mucha más fuerza, y a pesar de mi dilema, pedí la epidural nuevamente.  Sin embargo aunque esta vez al parecer todo estuvo bien, no sentí mayor efecto. El dolor seguía siendo demasiado fuerte.

Empecé a pujar a las 4:00 de la tarde. Mi esposo me sostenía una pierna, las enfermeras me daban mucho ánimo pero pasaron horas antes de ver a mi bebe. Nunca pude entender porque tanto tiempo… Mi doctora muy animada me decía ¡Buen trabajo! ya está aquí cerca pero nada pasaba…  y en ese son se fueron casi tres horas.  Yo no estaba consciente del paso del tiempo  pero mi esposo si, y por supuesto empezó a ponerse nervioso. El  no lo demostraba,  pero supe que lo estaba cuando en un momento me dijo vida, no te rindas ¿Pero cómo habría de rendirme? no tenía intensiones de rendirme, aunque mis fuerzas cada vez eran menos. En ese momento pregunte porque no me hacían una cesaría, y la doctora me dijo.. tu bebe esta allí, es muy tarde para una cesaría ya ella está allí casi afuera.. Ya habían pasado cuatro eternas horas…

Y bueno, finalmente con una habitación llena de aproximadamente 6 enfermeras, al lado de mi esposo y mi mamá,  en medio de nervios, llanto y alegría, mi bebe llegó a este mundo a las 7;45 pm. Escuchar su llanto fue mi mayor felicidad y tranquilidad.. . Eso sí, a diferencia de lo que había planeado, no la sostuve mucho tiempo en mis brazos. Me sentía muy agotada. Pregunté si mi bebe estaba bien y eso era todo lo que necesitaba saber en ese momento. Mi esposo inmediatamente se fue a su lado con las enfermeras.. Mientras mi doctora  terminaba conmigo. Fue sin duda el día mas duro de mi vida y al mismo tiempo el más gratificante. 

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Doy gracias a Dios que a pesar de lo difícil que fue mi parto, todo salió bien  y que  Baby Emma nació saludable. Pero sobre todo doy gracias a Dios por darme la sabiduría para dejarme seguir por mi instinto de mi mami.. Porque lo que se vino después de tres días en mi casa con mi bebe.. No fue nada fácil.. Una Preclamsia Posparto severa me hizo pasar un susto aun más grande y a veces creo que no si me hubiese dejado llevar por mi instinto de mamá.. Tal vez mi historia fuera otra.

Hoy quizá tengo más temor que antes de lo que significa traer a el mundo a un ser humano. El parto es un acto sublime y  de mucho valor donde la mujer se entrega en cuerpo y en alma. Incluso me atrevo decir que es un acto devastador pero al mismo tiempo glorioso, y a pesar de lo duro que fue para mí, cuando miro a mi hija y la veo sonreír y mirarme a los ojos, solo me digo a mi misma.. ¿Cómo no pasar por esto nuevamente? Lo haría una mil veces. Deseo una familia grande,  y de la mano de Dios enfrentaré mis temores cuando llegue el momento.

Mi Parto. El día más feliz y el más duro de toda mi vida




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