¿Que porqué os cuento esto? pues muy sencillo: me he sentido como un mono de circo en algunas ocasiones. Si me seguís ya sabéis que soy pro-lactancia materna pero sin obsesiones. Es decir, la lactancia materna es la mejor y más natural fuente de alimentación para nuestros bebés, teniendo leche en nuestros senos ¿para qué darle leche de otro animal? pero si tú deseas darle leche de fórmula ¡adelante! estás en tu derecho. Durante muchos años las empresas fabricantes de leche artificial se encargaron de promover y hacernos creer que la leche artificial es igual o más buena que la leche materna, motivo por el cual ésta última se vio perjudicada y reducida. Pero hoy en día se está recuperando esta forma tan natural de alimentar a nuestros pequeños gracias a campañas de sensibilización, mayor acceso a información, desmitificación algunos aspectos de la lactancia, penalizando la conducta de algunas personas y empresas respecto a la lactancia materna, etc.
Yo le di el pecho a Doña Cuchufleta durante 3 años y si bien al principio buscaba intimidad y tranquilidad, una vez bien establecida la lactancia y habiendo adquirido experiencia ya no tenía problema en darle el pecho mientras me tomaba un café en el bar, pasaba el día en la playa o compraba. Eso sí, sin exhibiciones. Una cosa es dar de comer a mi bebé a mi bebé y otra sacar la teta y dejarla al aire para que todo aquel que esté cerca (y no tan cerca) pueda verla. Simplemente es pudor. Igual que no hago topless en la playa, tampoco voy a enseñarlar dando de mamar a mi bebé.
Con la Pitufa todo ha sido muy diferente pues al tener 3 años de experiencia tras mis espaldas, me he tomado la lactancia con más tranquilidad y confianza. No he buscado esa intimidad que necesitaba en las primeras semanas con Doña Cuchufleta, sino que directamente le he dado de mamar en cualquier sitio sin importarme que fuera público o privado ni quien estuviera delante. Pero todo tiene su límite. Durante estas semanas, en algunas comidas/cenas familiares me he sentido observada. Muy observada. Algunas veces daba de mamar a la Pitufa sin más problema, mientras charlábamos tranquiliamente. Pero en otras ocasiones, a la más mínima muestra de hambre por parte de mi pequeña se juntaban a mi alrededor varios familiares para ver al nuevo miembro de la familia como comía. Parecía que eran ellos quienes iban a cogerse a mi pecho a alimentarse de él. Esas personas necesitaban formar parte del momento y hacían comentarios como "es tragona", "hay que ver que fuerza tiene", "chupa con ganas" e incluso llegaron a decirme "tienes un buen pezón". Mi cara lo decía todo. No salía de mi asombro y no sabía ya cómo taparme. La Pitufa, ante tanta expectación, se ponía nerviosa y no mamaba a gusto. Lo peor de todo es que estos actos y frases venían de mujeres que en su dieron de mamar y se ocultaban para ello.
Una cosa es intentar normalizar el acto de dar el pecho a los bebés hablando del tema y permitiendo que la mamá alimente a su retoño en público sin criminalizarla. Otra cosa muy distinta es llegar al punto de agobiarla. Así no normalizamos nada. Así fomentamos que las mujeres se oculten. Por favor, cuando veáis a alguien dar el pecho a su hija o hijo, da igual que sea hermana, prima, tía o amiga, dejadla tranquila, seguid hablando, comiendo o lo que estéis haciendo, no os acerquéis a no ser que ella os lo pida.