Cuando los maestros de corazón no son bienvenidos
Mi amiga me siguió contando: “además de eso, me recriminaron usar ciertas metodologías creativas con los alumnos que no les gustaban. Por eso, creo que el director y el jefe de estudios van a tener una reunión conmigo y presiento que no va a ser agradable.” La verdad es que yo no sabía a qué atenerme. Cabe destacar que algunas de las metodologías de las que hablaba mi amiga eran aplicar la educación emocional en clase y dar igual de importancia a los valores del día a día que a los conceptos académicos.
Cuando leí el artículo del gran César Bona, ese que decía que algunos padres se molestaban si los maestros y profesores no seguían el libro, me pareció algo increíble. Mi cabeza se preguntaba: “¿pero cómo se van a enfadar por eso los padres?”. Me quedé un poco incrédula, poniendo toda la esperanza en los progenitores y en las familias. Pero no, ahora sé cuánta razón contenía las palabras de ese texto.
Cuando los padres son los que están equivocados
Y lo peor de todo es que investigando un poco, no sólo existe el caso de mi amiga. En las redes he llegado a leer cosas como: “la maestra de mi hijo es una libertina por no seguir la metodología de fichas con los niños en educación infantil”. O por ejemplo otro caso: “el equipo directivo me ha dicho que tengo un montón de quejas de los padres por dejar de lado el libro de texto en mis clases y dar la oportunidad a mis estudiantes de tener un proceso de enseñanza-aprendizaje apropiado para los tiempos actuales”.
Parece difícil de creer que algunos padres (afortunadamente no todos), estén atrapados en un sistema educativo obsoleto y anticuado. Parece mentira creer que la familia de un niño, se queje de que los maestros mandan demasiados pocos deberes para casa y que así los más pequeños no van a adquirir disciplina (como si la disciplina estuviera vinculada con los deberes).
Cuando hay padres que sólo piensan en lo académico
Parece complicado de asimilar que algunos padres no se den cuenta del valor que tiene la educación emocional en las aulas. De lo importante que es expresar con respeto y tolerancia los sentimientos y comprender los de los demás. Hay padres que siguen creyendo que el profesor tiene que transmitir conocimientos y nada más. Por mucho que me pese, hay padres que se centran únicamente en los resultados.
Me dan ganas de llorar al leer confesiones de educadores infantiles y maestros de primaria. Algunos dicen: “más padres de lo que creemos lo primero que preguntan al entrar en el aula es que cuántas fichas ha realizado su hijo. O cuántas lecciones hemos conseguido dar de tal asignatura. ¿No deberían preguntar cómo ha estado su hijo y cómo se lo ha pasado?
Padres que se creen que sus hijos son máquinas y no niños
Hace algunos días mientras esperaba el semáforo en verde, pude escuchar claramente la conversación de un grupo de madres. Decían lo siguiente: “me parece excelente que mi hijo tenga que hacer tantos ejercicios estas vacaciones. Le va a venir muy bien el repaso.” O, “me encanta la profesora de mi pequeño. Parece que es mejor que la del año pasado porque no se ha olvidado de que la educación tiene que ser algo tradicional y la figura del maestro tiene que imponer.”
Sí, sé que todos estos comentarios no los tienen todos los padres. Y podéis creerme que doy las gracias todos los días. Pero mientras haya estos tipos de pensamientos tan anticuados, ¿cómo vamos a cambiar aunque sea un poco la educación? Si hay padres, por incrédulo que parezca, que van a defender siempre lo tradicional, ¿qué podemos hacer?
¿Dónde queda el esfuerzo de los maestros por cambiar la educación?
El esfuerzo de todos los maestros, profesores, pedagogos y orientadores de innovar. De crear una metodología creativa donde los alumnos puedan pensar por sí mismos y no por lo que dicen los demás. De fomentar valores importantes para el día a día y el trabajo en equipo, tendría que ser más valorado. Todo el esfuerzo de formar a futuros adultos comprometidos con los demás y capaces de debatir tendría que ser el objeto de todos.
Me temo que, si estos padres no cambian de parecer ni de pensamientos, va a ser muy difícil transformar la educación. Esa educación tradicional que algunos maestros siguen al pie de la letra. Que obliga a comprar libros de texto a padres con niños de tres años. Y utiliza los deberes como método de aprendizaje. Esa educación que tantos queremos que se elimine.
La educación que premia la memorización y no el pensamiento crítico y práctico de los estudiantes. Esa educación que prefiere dictar antes que los alumnos investiguen, descubran y experimenten por sí mismos. Esa educación que da únicamente importancia a los resultados y a las evaluaciones. Me dan miedo algunos padres. Me da miedo que crean que un exceso de deberes es lo mejor para sus hijos. Que piensen que si los niños se tiran hasta las once estudiando adquirirán más disciplina.
Mientras, los niños son los que sufren
Pues sí. Mientras sus padres discuten con los profesores para que manden más deberes y fichas, los niños son los que sufren. Sufren porque no tienen tiempo libre. Porque se estresan. Porque no pueden hacer lo que les gusta. Se agobian de tener tantas tareas y no poder disfrutar. Se frustran y pierden el placer por aprender. Y poco a poco, van perdiendo la infancia.
Y eso es muy triste, ¿no?
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