LA CULPABILIDAD

Si habéis leído mi último post ¿eres una madre zen o una madre estresada? Sabréis que el 90% de los cuidados de doña Cuchufleta recaen sobre mis hombros debido al horario laboral de mi señor marido. Así que cuando llega el fin de semana, aprovecho para soltar lastre, darle a él parte de esa responsabilidad para que puedan tener los momentos padre-hija que durante la semana no pueden tener y, ya de paso, relajarme un poco. 



Ayer noche, mi señor marido era el encargado de lavar los dientes a doña Cuchufleta y sentarla a hacer un pipí mientras yo recogía la cocina (que gusto da hacer las cosas sola!). Nosotros aún tenemos el cambiador montado pues nos es cómodo sentar ahí a la nena para cepillarle los dientes, peinarla, secarla al salir de la bañera,? pues no sé qué pasó (y mi marido tampoco lo sabe) pero acabó de cabeza contra el suelo haciendo un ruido impresionante mientras mi marido profería un "MIERDA!" que se tuvo que oír a kilómetros de distancia.

En décimas de segundo estaba yo en la puerta del baño a la vez que mi señor marido salía con ella en brazos, apoyada sobre su hombro e intentando calmarla. Mi instinto me hizo arrancársela de sus brazos y gritarle un "¿qué ha pasado? Te he dicho mil veces que no la pierdas de vista!!". El pobre estaba peor que doña Cuchufleta, os lo puedo asegurar. Su cara estaba blanca, casi ni reaccionaba, solo podía acariciarla y mirar a ver si tenía algo. Cuando por fin pudo hablar me dijo que se había a coger la toalla cuando ella se había tirado para atrás y él la había cogido al vuelo por el brazo.

Doña Cuchufleta se calma y podemos preguntarle dónde le dolía. Curiosamente, nos indicaba el brazo, en la zona por la que le había cogido mi señor marido al vuelo, pero no la cara donde tiene un moratón a la altura de los carrillos. No solté a doña Cuchufleta que dormía en mis brazos mientras estábamos en el sofá viendo una película y, mientras tanto, mi señor marido, carcomido por la culpa, en la otra punta del sofá, meditabundo y sin casi mirarnos, como si a mí no me pudiera haber pasado.



Ahora, después de pasado el susto y ya tranquilos al ver que la nena no tiene nada y ni se acuerda del susto, yo me pregunto ¿porqué tenemos las madres ese instinto sobreprotector con nuestra prole como si fuéramos las únicas capaces de cuidarles sin percances? Es cierto que les hemos llevado 9 meses en nuestro vientre, les hemos notado moverse, tener hipo y les hemos parido. Pero los padres también existen, se preocuparon los 9 meses de embarazo (y yo diría que más que nosotras porque ellos no pueden notar y saber que todo va bien), padecieron de vernos sufrir mientras nosotras soportábamos las dolorosas contracciones, se emocionaron al ver sus caras por primera vez, sufren con nosotras al verlos enfermos, se alegran y celebran sus progresos igual que nosotras, disfrutan pasando tiempo con ellos, nos envían whatsapp desde el trabajo los días de lluvia para saber si se han mojado al ir al cole, están deseando salir de trabajar para poder estar junto a ellos y nosotras aunque sea 2 minutos,? Dejémosles cuidar de ellos cuando están enfermos, calmarles cuando se han hecho daño, asistir solos a las reuniones de padres del colegio,? dejémosles ser 100% PADRES . 

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Etiquetas: generalartículos

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