Retraso del habla y atención temprana. Empezando el camino.

En más de una ocasión he contado como anécdota que Antía no habla. Si bien en este aspecto no estaba preocupada tampoco estaba tranquila, tenía mis sospechas y por eso han sido varias las ocasiones en las que le he comentado el tema a la pediatra. Finalmente ha decidido derivarla a atención temprana.



Cuando digo que no habla no me refiero a que esté muda. Mi niña se comunica y emite sonidos, eso es algo obvio, pero no dice palabras. Dice "mamá" y "papá" perfectamente, ahí no hay problema, pero por lo demás su lenguaje se limita a dos o tres sílabas a lo mucho, onomatopeyas y sonidos que más bien podría parecer una monita que una niña.  Es evidente además que ella lo intenta pero no es capaz, en general la entendemos y se hace entender, pero cuando no es así se frustra y lo pasa mal.

Hace unos meses coincidí con una conocida en la sala de espera del pediatra, cuando llevé a mi niña por una irritación en la piel que resultó ser dermatitis atópica. Hablando con esta conocida de los niños y sus cosas le comenté que Antía no hablaba nada y ella me contó que su hijo era igual y que al entrar en el cole y no progresar lo derivaron a atención temprana. Me relató lo mucho que avanzó desde entonces, el cambio tan grande que hubio desde que empezó tratamiento con logopeda y cómo le recalcaron que hubiera sido muy positivo que el niño hubiera ido antes de empezar el colegio. Así que me recomendó no dejarlo pasar como había hecho ella porque sí, tenía solución, pero cuanto antes mejor. Y con las mismas, al entrar en la consulta, se lo comenté a la pediatra.

Por entonces Antía tenía 21 meses y no hablaba, solo decía con claridad mamá y papá, aparte de sonidos y alguna que otra sílaba suelta. La pediatra concluyó que no era preocupante, hay niños que tardan más en hablar, las niñas son muy exigentes y a veces hasta que son capaces de hablar con claridad no se sueltan, tiene un hermano mayor que la solapa, esos fueron motivos para no darle mayor importancia al tema. Me emplazó a esperar a los 2 años a ver qué tal.

Cuando cumplió los dos años fuimos a la revisión y volví a sacar el tema. Nuevamente me dijo de esperar un poco, darle un margen a ver si con la entrada en la guardería en septiembre se soltaba, todavía era pronto para pensar en algún problema y no debía preocuparme. Y no, preocupada no estaba, pero tampoco me tranquilizaba el hecho de no ver avances.

Por eso cuando cayó con la neumonía, en la consulta del alta, cuando nos dijeron que ya estaba recuperada, volví a sacar el tema. Mi niña no solo no hablaba, sino que en meses no se había producido ningún tipo de evolución. La niña habla como una monilla, intenta hacerlo pero no es capaz, y cuando no la entendemos patalea, da manotazos, palmadas en señal de su frustración. Así se lo expliqué. Entonces abríó un programa en el ordenador, creo entender que era uno en el que se pueden consultar las cosas que debe hacer un niño a los 2 años, y me dijo que efectivamente a esa edad ya debe tener un vocabulario de varias palabras claras y ser capaz de hacer pequeñas frases. Nada de nada. Además, como mi niña se siente cómoda en la consulta, no para, se mueve, pide, pude tener una interacción normal con ella de manera que la pediatra pudo comprobar cómo se comunica. Así que decidió que era el momento de derivarnos a atención temprana.

Hace dos semanas tuvimos la primera valoración en un centro perteneciente a la Asociación de Paralíticos Cerebrales. Me esperaba que nos recibiera una psicóloga o terapeuta, no lo tenía muy claro, y cuando nos dieron paso nos encontramos en una sala de reuniones con todo un equipo clínico que se fueron presentando: una fisioterapeuta, una logopeda, una psicóloga y la coordinadora del servicio. Todas para ocuparse de mi niña, ahí es nada.

Nos hicieron una enorme batería de preguntas en torno a su salud, desde el embarazo y el parto, sus primeros meses, crianza, alimentación, costumbres, enfermedades y demás mientras la peque iba a lo suyo, jugando en una pequeña mesa de actividades con puzzles, encajables y apilables. Como se sentía cómoda actuaba de manera natural, por lo que además pudieron comprobar perfectamente su forma de comunicación.
Luego la fisioterapeuta y la logopeda se la llevaron a una habitación aparte para valorarla sin estar nosotros delante, durante una media hora aproximadamente, en ese rato nosotros completamos la entrevista con la psicóloga y la coordinadora del servicio. 

Entre las muchas preguntas que nos hicieron le dieron especial importancia al tema de mocos, antecedentes de resfriados continuos, bronquitis u otitis, pues son motivos habituales por los que hay niños que empiezan a hablar más tarde. Descartamos ese motivo ya que los mocos nunca ha sido un problema y Antía no ha sufrido más que un leve resfriado -la neumonía curiosamente fue asintomática en ese aspecto-. 

Como siempre, en el momento de hablar de hábitos y costumbres y como no, de la lactancia materna y el colecho "a estas alturas", tuvimos nuestro momento "te doy todos los argumentos del mundo para demostrarte que no estamos haciendo nada anormal". 

Tema "TETA"

La pregunta del millón fue en concepto de qué toma teta: si de postre, de desayuno, de vicio, para dormir... Y yo respondí de manera totalmente natural que en concepto de nada, que toma teta en concepto de lo que es, teta. Ni vicio ni postre, la teta está ahí como cualquier otra cosa que puede tomar y siempre que yo esté la toma cuando quiere. No parecían entenderlo y la teta tenía que ser sustituto de algo o, en su defecto, un vicio adquirido. Mi marido lo arregló diciendo que es como si él va a la nevera y se toma un refresco, "pues entonces me estás diciendo que es un vicio" y ya me planté y dije que de vicio nada, que la teta es eso, teta, y la toma cuando quiere, ni sustituye ni complementa nada, como si se toma una galleta, un colacao, un plátano, un quesito o un vaso de agua cuando le apetece, es algo más. La teta es teta, ni más ni menos. "¿Qué pasa si tú no estás?" Pues que no pide. "¿Necesita la teta para dormir?" Pues no, se duerme con o sin teta, para dormir solo necesita tener sueño. "¿Se despierta por las noches para mamar?" Pues a veces se despierta, no se si para mamar o porque se despierta sin más. "¿Y si se despierta le das teta?" Pues unas veces sí, otras no, depende de la noche. "¿Y qué te supone eso?" A mi nada, lo mismo que si se despertara pidiendo agua.

Tema "COLECHO"

Como una ya está curtida en estas batallas, como que me hace hasta gracia que me pregunten sobre ello. "¿Qué tal duerme?" Estupendamente, como un tronco. "¿Se duerme sola?" Pues depende, hay veces que se duerme de pie si hace falta, y otras que la duermo yo. "¿Duerme sola en su habitación?" Pues ha dormido sola en alguna ocasion porque le pusimos este verano la cama en su cuarto pero como ahora hace frío dormimos mejor y más calentitas juntos en la cama. "¿Y por qué no le pones calefacción en la habitación?" Pues porque prefiero poner un radiador y no tres, que no está la cosa para que se nos dispare la factura de la luz, con lo bien que dormimos juntitos. "¿Y dormir con su hermano?" Ya lo hace, dormimos juntos. "No, en la habitación con su hermano". Pues no porque entonces no dormirían, que su hermano se mueve mucho y acaba encima de ella aplastándola. "¿Qué os supone que duerma contigo?" Pues me supone lo mismo que dormir con mi marido, ni más ni menos. Ya, pero la vida en pareja... Mira, a estas alturas la cama para dormir, para otros menesteres tiramos de imaginación, que lugares no faltan.

Al final me las llevé al huerto. No se si por convencerlas con mis argumentos o con dejarlas a ellas sin recursos de réplica, el caso es que claudicaron. Sí, a estas alturas soy hueso difícil de roer. En cualquier caso, dudo que la lactancia materna o el colecho influyan en el habla. Y ya de ahí pasamos a hablar de lactancia materna en sí y hasta a pedirme consejos, si es que conmigo no se puede.

Cuando Antía volvió con la fisioterapeuta y la logopeda nos aclararon conceptos. La niña no tiene ningún problema físico que le impida hablar, es más, posee un desarrollo orofacial espectacular gracias a la lactancia materna. Oh la lá!. Por lo visto es frecuente que el biberón, al ser un mecanismo que no requiere esfuerzo por parte del bebé, fomente el habla tardía por no desarrollar bien la musculatura del conjunto de la boca, y lo mismo el habla que, por ejemplo, la masticación, ya que al no tener fuerza muscular les cuesta más pronunciar y masticar. Nunca te acostarás sin aprender una nueva ventaja de la lactancia materna.

Así que, descartadas causas físicas, nos han emplazado a realizar pruebas neurológicas para descargar que pueda haber algo ahí. Poco probable nos han dicho, pero no pueden dejar de mirarlo porque el habla es la función del cerebro más avanzada y, por tanto, más difícil, y quieren asegurarse que el retraso en el habla no sea de origen neurológico. Así que nos toca visita al neuropediatra.

Tras toda la valoración nos explicaron las normas y funcionamiento del centro y concluyeron en que lo mejor era empezar tratamiento con la logopeda. No necesita refuerzo con la psicóloga ni la fisioterapeuta, no al menos de momento, y con la logopeda trabajará la estimulación.

Hasta hoy ha asistido a dos sesiones y debo decir que, para ser solo dos sesiones, estamos muy contentos. No voy a decir que habla por los codos porque esto es algo que requiere tiempo, pero sí vemos a la niña muy motivada y que ha hecho algún avance notable. Por ejemplo, pronunciar todas las vocales acompañada de grandes gestos con los brazos, me hace mucha gracia. Ha añadido a su vocabulario algo que suena a "león" y que lo consigue pasando la lengua entre los labios; Pee-Piii que puede ser Peppa Pig -sustituyendo hasta el hoy "oingggg oingggg"- o su seño de la guarde Pepi; te-taaaa que no requiere explicación; I-annnn que es su hermano, hasta ahora solo le llama Annnn.

Y lo más importante, verla muy contenta y orgullosa de sí misma por conseguir hablar y comunicarse un poco más, que parece mentira en una niña tan pequeña esas ganas de trabajar y de conseguir su objetivo. Está muy motivada y eso se le nota, es un gran arma.

Es lo que más valoramos del apoyo de la logopeda, ya que es algo que nosotros no hemos sido capaces de hacer por más que lo hemos intentado, estimularla adecuadamente. Ahora, con su trabajo y con las pautas que nos da para seguir en casa, nos está resultando mucho más sencillo y vemos un resultado no en cuanto a avances pero sí en actitud y motivación de la niña, que es muy importante.

Hasta ahora hemos tenido que escuchar los típicos tópicos de que no quiere hablar o no lo hace por comodidad, que eso es porque nosotros la entendemos y por eso no se suelta, que ya hablará, no hay prisa, por qué preocuparnos tan pronto. He escuchado de todo, y cuando viene de alguien que la conoce, pues vale, aunque quien la conoce realmente nos dice que no es normal que no hable con lo espabilada, vivaracha y comunicativa que es; pero cuando alguien que no la conoce te dice que no debemos preocuparnos, que es demasiado pronto para llevara a un especialista, que estamos exagerando, pues oye, reconozco que toca un poco las narices.

Y si bien no es algo que me preocupe, tampoco es algo que quiera dejar pasar. Porque tengo clarísimo que haré todo lo que esté en mi mano para mejorar la vida de mi hija en todo lo que pueda. Y este es un aspecto que, sin ser un problema preocupante, podemos mejorar, y que la espera no es más que alargar algo a lo que podemos poner remedio ya. De hecho, en la valoración de la niña nos dejaron claro que los niños tarde o temprano acaban hablando, pero que a más tarden en hablar les puede suponer que eso les influya negativamente en otros aspectos, como por ejemplo en el aprendizaje. De hecho mi madre me recordó eso de que mi hermano no habló hasta caso los 4 años, y ciertamente mi hermano ha sido un niño de fracaso escolar absoluto, desde muy pequeño tuvo problemas en el colegio, aprendió a leer y escribir muy tarde, y quizás ahora empiezo a atar cabos.

El hecho de que además haya logopeda en el colegio tampoco me tranquiliza como para esperarme un año más, ya que en este caso las sesiones son conjuntas con los compañeros de clase que necesiten el mismo apoyo y se hace en horario escolar, es decir, sacan a los niños del aula durante el horario de las clases para darles el apoyo del logopeda. Yo personalmente prefiero una terapia individualizada porque dentro de que haya varios niños que necesiten apoyo del logopeda, cada uno tendrá unas necesidades específicas, y por ello es mejor ser tratados individualmente y fuera del centro, para no perder el ritmo de la clase.

Solo puedo decir que nos sentimos satisfechos de haber detectado una necesidad de nuestra niña y poner los medios necesarios para remediarla, que no va a ser un atajo sino un largo camino pero ya estamos en él, porque nuestra hija bien lo merece y es nuestro deber como padres. Aunque estoy segura que algún día echaré de menos cuando mi niña se comunicaba de una manera tan especial.

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