Pero a pesar de este panorama y de que mañana se vote en Argentina y de que ya sea tarde, y de que ya esté cansada, y, y, y… ¡Aquí estoy! No voy a dejar pasar la oportunidad de comentarles buenas noticias y compartir la experiencia que me trae a escribir esta nueva entrada del blog.
Primero, las novedades. La semana que viene les estaré contando sobre un proyecto bellísimo del cual formo parte. Se trata de un proyecto literario que reúne experiencias de más de 200 mamás alrededor del mundo. Estoy super ansiosa por contar más, pero debo esperar a la semana entrante por cuestiones de organización. Así que, paciencia, Mariflor, paciencia.
Otra noticia es que estaremos colaborando con otras mamás blogueras en un bello espacio llamado POKAPE, que pueden conocer aquí. Las redes sociales nos unieron con una de las creadoras de este sitio y aquí estaremos, tejiendo redes más reales y compartiendo experiencias que cruzarán el mundo. Mamá chilena, argentinas viviendo en Argentina y argentina viviendo en Alemania nos uniremos en esta bella aventura. ¡Gracias a la vida por esta oportunidad!
Ahora sí. ¡Vamos con este nuevo proyecto para hacer con los pequeños!
Colores mágicos
Una de las cosas que más les gusta a los chicos es jugar con los colores (y a los grandes, también). Ya sea pintar, dibujar y/o enchastrarse con colores es super divertido.
Además, lo bueno de todo esto es que jugar y experimentar con colores estimula la imaginación y ello es fundamental para poder crecer sano y feliz.
Si uno busca, encuentra miles de proyectos para compartir con los pequeñitos. Éste fue uno de los que más me gustó para hacer con Mirula y ambas quedamos encantadas mientras lo hacíamos. Fue literalmente como magia.
Para realizarlo, necesitamos:
– 3 frascos de vidrio transparente de mismo tamaño o similares
– 3 hojas de papel de servilleta o de rollo de cocina (esos que absorben bastante los líquidos)
– colorantes para torta o acuarela en pasta de los colores primarios (rojo-azul-amarillo)
Comenzamos poniendo agua casi hasta llenar el frasco y luego añadimos un color por cada envase. La idea de que sean frascos de vidrio transparente es para que se vea bien el color del contenido y se produzca la magia de la que hablaba antes.
Una vez listos los frascos, doblamos en tiritas las servilletas. De manera tal que queden finas y con algo de peso.
Luego, tomamos dos de los frascos con líquido de color e introducimos una punta de la servilleta en un frasco y otra punta en el otro, esto a la vez. La servilleta formará una especie de puente entre ambos frascos. Y ahora sólo restará esperar.
De a poquito se irá viendo cómo los colores de los recipientes suben por la servilleta hasta encontrarse en el medio. Se funden en un abrazo tan pero tan fuerte que dan vida a otro color. Ahí está, m a g i a .
Del frasco amarillo y del azul, nacerá el verde. Favorito de Abuela.
Del frasco rojo y amarillo, mi querido naranja.
Y del azul y el rojo, el amado violeta de Mirula.
Voilà.
Es una bella experiencia para explicar colores primarios y secundarios o simplemente para jugar y descubrir cosas nuevas.
Lo bueno es que se puede dejar secar los papeles para ver mejor cómo se fundieron los colores y además, podemos utilizar esos papeles en otra cosa. Quedan hermosos para forrar regalos o para recortar formas y seguir jugando.
¿Qué les pareció?
Bueno, ya tienen adelanto de lo aparecerá en el próximo posteo.
Los abrazo y les comparto esta frase que viene justita:
“El color es un medio para influir directamente en el alma”, Wassily Kandinsky