El lugar es super lindo porque el restaurante está rodeado de mucha vegetación.
La comida muy rica, buen servicio y hay juegos para niños.
Lo único que si les recomendaría es llamar para reservar un día antes o ir muy temprano, ya que llegan muchas familias y si van con niños, se pueden incomodar.
Nosotros llegamos a almorzar, previa reserva, pedimos como piqueo "Humitas saladas" (que estuvieron muy ricas!), para almorzar mi esposo y yo pedimos chancho al palo y a Sebastian le pedimos un menú infantil (arroz, milanesa y papas fritas), el cuál era un plato enorme como para 2 niños así que obviamente no se lo llegó a terminar.
Tienen sillas de niños, WIFI y una carta muy variada, en la cuál nos han recomendado mucho las pastas, por eso volveremos para probarlas.
Sebastian se divirtió con la mini granjita dónde sólo habían animales pequeños como conejitos y cuyes. Hay un área de juegos para niños menores a 3 años, ya que son pequeños y en el jardin principal hay juegos inflables, camas saltarinas y más.
Hay varias vacas vestidas con atuendos típicos peruanos adornando el lugar y se pueden tomar divertidas fotos de recuerdo.
Ya saben si quieren pasar un día tranquilo, rodeado de la naturaleza y un poco desconectado de la ciudad, esta es una buena opción. Lleven bloqueador solar y un repelente porque por el campo suelen haber mosquitos. ¡Les dejo algunas fotos para que vean los felices que estuvimos!
Fuente: este post proviene de Mami en apuros, donde puedes consultar el contenido original.
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