Con el frío, es común que queramos tener todo muy cerrado en casa, y así, que el calor que desprende la calefacción se reparta creando un ambiente acogedor y cálido. Esto, está muy bien, pero es un arma de doble filo para posibles constipados, ya que hace que se nos reseque la garganta. Esto, le ocurre especialmente a los niños, porque son más sensibles y sus aparatos respiratorios están, por así decirlo, ‘desentrenados’.
Si tus hijos son de los que enseguida 'caen' ante las primeras oleadas de gripe, constipados o enfermedades más graves como la bronquitis y la sinusitis, quizá sea hora de hacerte con alguno de estos artilugios, o igual con ambos: humificador y vaporizador. ¿Tienes muchas dudas? El pediatra te aconsejará.
La principal diferencia entre un humificador y un vaporizador es que el primero funciona a base de agua fria, nunca caliente. Esto tiene la ventaja de que no produce quemaduras de ningún tipo, pero el hándicap de que, al no calentarse el agua, pueden proliferar más fácilmente las bacterias. Los vaporizadores, sin embargo, funcionan a base de agua caliente. Algo que está muy bien, porque al generar calor, la cuenta de la calefacción se puede ver reducida y los microorganismos brillarán por su ausencia, debido al calor.
Parece que ambos aparatos se utilizan para los mismos problemas respiratorios, por ello, marcas infantiles, como es el caso de Chicco, Lanaform o Bionaire, se han puesto las pilas creando humificadores y vaporizadores de todos tipos, colores y tamaños. Los precios varían mucho, pero no suelen bajar de los 30-35 euros.
Yo insisto, lo mejor es siempre preguntarle al médico. ¡Seguro que hay más matices entre los dos!
¿Tenéis alguno de estos dos accesorios en casa? ¿Qué tipos y marcas recomendáis? ¿Los veis tan imprescindibles?
Este de aquí abajo es un modelo de humificador ultrasónico, que ahora está tan de moda. La marca que lo fabrica es TopCom-ultrasonic.
Fuente: Bayon.es