De quien te despierta el corazón

Mi sobrino tiene seis años y muchas ideas en la cabeza. Y preguntas. Muchas preguntas. Preguntas que muchas veces no sé cómo contestar. Y me invento. Y divago. Y trato de adornarle una dura realidad a la que ojalá no tuviera que enfrentarse nunca. Y mientras intento enseñarle lo que yo puedo saber tratándole como a un niño, llega él y me deja sin palabras, haciéndome ver una vez más que su noble y despierto corazón sabe más de la vida que mil millones de adultos.

Ayer cogió su hucha, una hucha que tiene desde bebé con dibujos de Peppa Pig. Quería saber cómo iban sus ahorros —uno siempre tiene que vigilar sus cuentas— y la trajo al salón como quien lleva consigo un tesoro de los que ni se venden, ni se compran. Cuando levantó la tapa, advertí que dentro dormían un montón de monedas, en su gran mayoría de cinco, diez, veinte o cincuenta céntimos. Alguna moneda de uno, alguna de dos. De repente, dijo emocionado: “¡Tengo seis monedas de un euro!”. Al escucharle tan contento, la primera reacción de los que estábamos con él fue automáticamente mirar en nuestras carteras a ver si llevábamos algo suelto para incrementar su riqueza. Pero él, que sabe lo que de verdad vale, apoyó su hucha en el sofá y dijo que no, que a él no le hacía falta más, que ya tenía un montón de dinero. Yo puse esa cara de boba que se me queda cuando le miro a él o a su hermanita. De tonta enamorada. De tía caldosa. De idiota compungida con lagrimita orgullosa apunto de salir por el ojo.

De repente se hizo el silencio. Entonces, él volvió a hablar: “¿Con seis euros me puedo comprar una casa?”

Lo que sentí en ese momento. Eso. Eso es lo que merece la pena. Sentir esa inocencia tan de cerca. La inocencia de una mirada pura que aún no sabe el precio de las cosas pero que sí distingue, mejor que nadie, lo que valen, mejor dicho: lo que vale y lo que no vale. La sabiduría de alguien que no quiere más de lo que tiene, que es feliz con seis monedas de las gordas, que cree que con eso podría tener una casa. Ojalá nunca tuviera que enfrentarse a eso que llaman hipoteca. Ojalá nunca tuviera que vivir la vida a medias que vivimos los adultos.

Ojalá nunca cambies, ojalá nunca dejes de soñar.

59ecce094d50b581f45e3f4226fd416c


Mi cartera no tiene mucho más que seis euros, pero sí que tiene más. La gran diferencia entre él y yo es que él es feliz con lo que tiene y yo, como la mayoría de nosotros, no. Porque queremos más. Y cuando tenemos más, volvemos a querer más. Y así sucesivamente y en todos los aspectos de la vida. Nunca sabemos cuándo ni cómo frenar. Y nos amargamos. Porque claro, con esa forma de ver las cosas… nunca tenemos cuanto queremos. Y así estamos, con la queja constante de quien no repara en lo que tiene. Y es que no hay mayor infeliz que aquel que podría dejar de serlo pero no pone remedio. Y es que no hay nada peor que centrar nuestras fuerzas en lo que no está con la de cosas buenas que sí tenemos.

Pero siempre hay alguien, siempre hay un ángel que baja del cielo para recordarte el valor de seis euros. El valor de jugar, el valor de dar besos y abrazos asfixiantes a tu hermana, el valor de reír, sin más. Porque sí.

Últimamente veo muchas frases rollo… “Eres de quien te cuida…” “Eres de quien te invita a un viaje…” “Eres de quien se acuerda de ti…” Se ve que está de moda empezar así las frases. Eres de. Yo creo que no somos de nadie, en todo caso, de ellos. De quienes sí dependen de nuestras vidas para crear las futuras raíces que edificarán el árbol de las suyas. De quienes nos arrancan el corazón de cuajo con cada caricia inesperada, con cada palabra chapurreada, con cada mirada; con el simple hecho de existir. Creo que no está bien creer que se es de alguien cuando nos referimos al mundo de los mayores, al mundo de las relaciones, al mundo de las películas que nos montamos los que queremos seguir siendo niños creyendo en una magia que apagamos día a día con nuestras altas expectativas y nuestras pocas agallas para alcanzarlas. Creo que no. No me gusta. No soy de nadie, ni aunque me cuide, ni aunque me invite a vino blanco, ni aunque me ponga una toalla en la frente cuando tengo fiebre.

En cambio, cuando veo sus dos caritas, sus manos llenas de cosas por hacer, su corazón limpio y preparado para vivir aventuras, para enamorarse, para crecer sin mirar atrás y aprender de cada piedra y de cada flor que vayan encontrando por el camino, siento que vuelvo a nacer. De ellos. Yo soy de ellos.

De ellos, que me despiertan el corazón.

Nada que no sea lo que ellos me hacen sentir, no, no perteneceré a ello.

66c727a804a9ebf7d3d6d31bc89294e1


Para A y L, que cada día me enseñan que la vida es una guerra de cosquillas sobre la alfombra.

Consíguelo aquí

Archivado en: Cosas que contar(os) Tagged: infancia, inocencia, niños, reflexiones, sencillez
Fuente: este post proviene de La chica de los jueves, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Día 16. El mundo, de Jimmy Fontana, sonaba esta mañana en San Isidro desde el balcón de alguien, en el edificio que queda a la izquierda de mi casa. Sentada en el sillón de mimbre pintado de blanco, c ...

Día cinco. Durante estos días de confinamiento me he dado cuenta de varias cosas. Algunas son bastante absurdas, otras tantas tienen relativa importancia y, las que dejaré para el final, creo que marc ...

No. No siempre es fácil. El amor no siempre te hace reír. En ocasiones, no fluye la comunicación, el drama llama a la puerta por un mal gesto o por una palabra desafortunada, la verdad se esconde por ...

Antes. A veces, solo a veces, me reía de tu música. Eso que escuchas parecen cánticos de catequesis para niños. Me duermo. Parece que estemos en misa. Venga va. Quítalo. Y tú, durante unos instantes, ...

Recomendamos

Relacionado

Mi maternidad cuando crezca ganas de que crezca ...

Es una frase que he escuchado mucho a muchas madres entre las que yo me incluyo. Siempre queremos que sean más mayores de lo que son para poder hacer más cosas con ellos o cosas diferentes de lo que hacemos en las – diferentes edades. Mis “ganas de que crezca” Estos son algunos momentos en los que he pensado que ojalá fuese más mayor para poder hacer cosas diferentes: Cuando era ...

Hace seis meses, el hijo de una mujer llamada Paige Ferguson cayó de la cama. Y a pesar de que tenía algunas reservas sobre publicar los detalles sobre el accidente en redes sociales, se animó a hacerlo para evitar que otros padres cometan el mismo error que ella.   Explicó que después de acostar a su hijo para que tomara una siesta en medio de la cama rodeada de almohadas, sucedió lo peor: el beb ...

DIY Varios

Seguramente muchos de vosotros recordáis esta frase que se repite varias veces en la película “Criadas y Señoras” cuando el personaje de Aibileen, la criada negra, se la dice una y otra vez a la niña blanca Mae Mobley. Está claro que el objetivo de Aibileen era el de sembrar grandes dosis de autoestima en la pequeña Mae de forma que cuando ésta fuera creciendo y haciéndose mayor, siem ...

Coaching Infantil Padres Navidad ...

El mejor regalo que le puedes hacer a tus propios hijos es saber estar cuando te necesitan. Uno de los mayores retos para un padre-madre es la educación en valores de sus hijos. Conseguir estar ahí sin interferir en el desarrollo de su propia personalidad, al tiempo que reciben cariño, apoyo y educación. Con el coaching, esta tarea es sumamente fácil. Consigues darle libertad y protección a la vez ...

Artículos sobre cuentoterapia Cuentoterapia Posts favoritos ...

Hola, ¿que tal? Hoy te hablaré de un tema que me ha tocado de muy cerca. Soy una hiperactiva de lo más. Tengo la necesidad de hacer mil cosas para sentirme viva. Además tengo un flujo mental comparable a las Cataratas del Niágara. Vale, pero no es de mí que quiero hablar, sino de mi pequeño huracán… el que salió de mis entrañas y se parece a mi como dos gotas de agua. Desde los tres años, he ...

Hijos Crianza

Resulta que te llevas a tu bebé a hacer las compras de la casa, ya estás terminando con todo lo de la lista, pero de repente ves que sus ojitos están totalmente concentrados mirando a un punto fijo, le brillan asombrosamente y los abre de una manera que pareciera que se van a salir de su órbita. Por fin logras ver qué fue lo que llamó tanto su atención. El súpermegarecontradoble estupendo juguete ...

aprendizaje cuidados infantiles guardería y colegio ...

El dia de hoy estaremos hablando de como puedes identificar una buena escuela infantil, en estas fechas comienza una carrera contra reloj para muchos padres, y es que en este mes comienza la búsqueda de guarderías para que en septiembre comiencen las clases de miles de niños. Elegir una guardería significa hacer muchas preguntas y ser observador. Empieza a buscar un centro aproximadamente seis mes ...

general estilo educativo estilo educativo autoritario ...

Todo lo que está alrededor de tu hijo educa, es decir, su entorno cercano: mamá, papá abuelos, tíos, escuela, barrio, el clima. También el entorno lejano que vendría a ser, el continente en que nació, país, cultura de ese país, religión. Etc. Te explico esto para hacerte estas preguntas; ¿Qué tipo de madre crees que eres a la hora de educar? ¿Habías pensado antes en ello? ¿Qué tipo de estilo educa ...

calendarios waldorf

Cuando mi hija se empezó a interesar por el paso del tiempo, me di cuenta que tenía una tarea súper complicada por delante. Preguntas difíciles de contestar y respuestas difíciles de comprender para ella, que generaban nuevas preguntas y todavía más curiosidad. Lo que más me costó que entendiera era el ritmo circular del tiempo. Comprender que el tiempo es lineal, porque el pasado no vuelve y el f ...

Educación Pedagogía centros educativos ...

La verdad es que no sé qué le pasa a la gente con los seis años. Parece que antes de esa edad los niños pequeños ya tienen que saber leer, escribir, sumar, restar y no sé qué cuántas cosas más. Parece ser que el segundo ciclo de educación infantil es un escenario que se debe pasar a toda prisa y con unos objetivos bastantes exigentes y ridículos. Algunas personas, y eso incluye también a algunos p ...