Tiempo de calidad vs. tiempo a secas: lo mejor es compartir

El día a día de las madres y padres es una locura: llevarlas al cole, trabajar, recogerlas, meriendas, cenas, compras, etc. pero nuestras hijas son más valiosas que toda la mierda que pueda haber de por medio, compartir con ellas treinta minutos diarios no nos impedirán hacer nada de todo esto, podemos incluso quitárselos al sueño, pero ellas necesitan jugar o hablar con sus padres y madres.

Con Gi hemos detectado que las semanas que juego con la peque de 7 años, aunque sea un rato, se encuentra de mejor humor y nos demuestra mucho más cariño, es como si se apaciguase. No sé cómo justificarlo, pero es así.

Siempre he creído que lo del “tiempo de calidad” es una mentira para ocultar el poco tiempo que pasamos con los hijos; nuestros hijos necesitan tiempo de calidad sí, pero también necesitan que nos sentemos a su lado a ver su serie de futbolistas medio karatekas con su cabecita apoyada en nuestro hombro sin decir nada.
El tiempo de baja calidad también nos ayuda a reforzar la relación con nuestros hijas, por eso prefiero trabajar desde casa con clientes en lugar de hacerlo en empresa, aunque me cueste llegar a final de mes, aunque la labor comercial sea un horror.
Y si mi vida laboral es mala, si todo falla, siempre estarán ellas y él para hacerme feliz.


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