Una dieta podría basarse en desayunar lácteos acompañados de pan, hidratos de carbono en el almuerzo (pasta, arroz...), para aportar energía; una fruta a media tarde para no llegar con ansia a la cena y, para acabar el día, algo ligero y que no se vayan pesados a la cama, como un pescado.
Otra dieta comienza con un buen tazón de cereales, continúa con legumbres para la comida y finaliza con una ensalada por la noche. Se le pueden añadir trocitos de queso, tronquitos, aceitunas y demás alimentos por el estilo para que le resulte atractiva a los niños.
Una tercera dieta tiene en cuenta a los pequeños que, por las circunstancias que sean, no tienen tiempo para desayunar. En este caso, podrían comenzar el día con piezas de fruta y tomar un bocadillo a media mañana. Evitar la bollería, factor determinante en la obesidad infantil.
Como almuerzo, suele ser efectivo combinar verdura con carne. Los filetes de pollo y las judías verdes son un buen plato. Y para cenar, seguro que reciben muy contentos alguna deliciosa empanada casera, huevos cocidos con atún, etc, algo proteínico y nada pesado.
¿Qué dieta llevan vuestros niños?