Ayudas cálidas – Ayudas frías en la práctica escolar

Dentro de la labor docente, más aún en el campo de la orientación, se ha de desempeñar la función de acompañamiento, asesoramiento y apoyo al alumnado en el transcurso del ciclo académico y en parte del ciclo vital. La primera duda que deben enfrentar los profesionales de la educación es: ¿Cómo desarrollar esta tarea de la orientación educativa? Ahora es conveniente aclarar que son muchos los modelos aplicables para la orientación e intervención psicopedagógica, tantos que quizás en un primer acercamiento sea abrumador la cantidad de posibilidades y particularidades teóricas.

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Por ello, a continuación expondremos dos herramientas que aplicadas en determinadas situaciones conducen y reconducen las situación del educando. Estas herramientas, con nombres contrarios, son complementarias y se centran en quién va a tomar la decisión. De tal modo que la aplicación durante el proceso no es excluyente, incluso la orientadora puede usar ambas en el mismo momento para la misma persona. Presentaremos las ayudas cálidas y ayudas frías en el proceso de orientación educativa.

Ayudas Cálidas: qué son, para qué sirven y algunas de sus claves

Las ayudas cálidas, según Sánchez y colaboradores, son aquellas que movilizan procesos de motivación y emoción. Todas las personas al enfrentarse a una toma de decisiones se han visto influencias por su motivación y estado emocional del momento que están viviendo.

La finalidad de las ayudas cálidas es empatizar y centrar hacia la resolución de la situación al actor principal desde el lado humano, interfiriendo en los procesos no técnicos de la toma de decisiones. Cuando una alumna se enfrenta a un proceso de decisiones desde la desmotivación y angustia por las perspectivas laborales y duda acerca de comenzar estudios de formación profesional o grados universitarios de la rama sanitaria (a modo de ejemplo). La profesionista de la orientación deberá emitir ayudas cálidas que doten de confort y seguridad a la alumna. Un diálogo de ejemplo:

Orientadora: ¿Qué vas a elegir: Formación Profesional o Universitaria?

Alumna: Aún no sé, tengo muchas dudas, porque quiero estudiar algo de sanidad bucal, pero como está la situación…tampoco me veo en la Universidad con tanto estudio, no sé si seré capaz…al final, quién sabe de qué acabaré trabajando.

Orientadora: Entiendo lo que piensas y sientes. La situación está difícil para todos y todas. Tal vez no te veas capaz, pero piensa el desempeño que has tenido y verás que eres capaz de estudiar y mucho. También piensa que sanidad bucal te encanta y te dedicarás por gusto a ello, te costará poco trabajo ponerte a estudiar. Sea como sea, la decisión es tuya, pero no te precipites y sé consciente de tus posibilidades que son muchas.

En esta situación, la orientadora trata de aportar apoyo, comprensión y ánimos a la alumna, que deberá elegir entre dos posibiliddes. La orientadora conoce las características de la alumna  y en consecuencia actúa emitiendo un mensaje de alienta y empatía.

Algunas de las claves para proporcionar este tipo de ayudas son:



Conocimiento previo de la alumna: estado emocional y formas de relacionarse.

Lenguaje empático y cercano: hablar con cariño y desde la confianza.

Conocimiento previo de la tarea: saber los puntos conflictivos en los procesos para estar atentos.

Enfatizar lo positivo, considerar lo negativo: sin olvidar lo negativo, pero mostrar el lado amable de las situaciones.

Ayudas Frías: qué son, para qué sirven y algunas de sus claves

Las ayudas frías, también según Sánchez y sus colaboradores, son aquellas que movilizan específicamente los procesos para la resolución de la tarea. Todas las personas al enfrentarse a una tarea cualesquiera sea su naturaleza (cognitiva, procedimental o aptitudinal) experimenta un proceso de toma de decisiones sobre la ejecución de la misma.

La finalidad de las ayudas frías es andamiar la técnica de la ejecución. Cuando una alumna se enfrenta a un proceso de toma de decisión acerca de cuál será el itinerario a seguir en sus estudios, la clásica y anacrónica división: Ciencias o Letras (valga sólo de ejemplo). La profesionista de la orientación deberá emitir ayudas frías que doten de herramientas efectivas hacia la decisión más acertada. Un diálogo de ejemplo:

Orientadora: ¿Qué vas a elegir: Ciencias o Letras?

Alumna: Aún no sé, tengo muchas dudas, porque quiero estudiar Inglés pero también Física.

Orientadora: He revisado tu expediente y hablado con tus profesores, dicen que te es fácil comprender los desarrollos matemáticos, tienes un desempeño destacado en Biología y Geología. Sin embargo, la elaboración de textos en español e inglés parece que te genera dificultades como las estructuras gramaticales. Haz considerado esto que te digo.

Alumna: Sí, pero me encanta saber inglés y para todos los trabajos exigen un montón de inglés.

En esta situación, la orientadora trata de aportar datos relevantes y técnicos para el conocimiento de la alumna, que deberá elegir entre dos itinerarios. La orientadora conoce las características de cada itinerario  y en consecuencia actúa emitiendo un mensaje para mejorar la comprensión de la situación académica y futurible de la alumna.

Algunas de las claves para proporcionar este tipo de ayudas son:



Conocimiento previo de la tarea: pasos a seguir para la resolución.

Conocimiento previo de la alumna: nivel de destreza para adaptar la ayuda.

Lenguaje preciso y concreto, sencillo: dar ayuda sólo la necesaria y adecuada.

Sugerir, no interpelar ni imperar: estar a un lado acompañando, no ordenando ni cuestionando.

Conclusión

Fuente: Blogesfera – No soy Asistenta.




Tomando la tesis central de Jerome Bruner, la cultura a través de la educación da forma a la mente, que nos aporta la caja de herramientas a través de la cual construimos no solo nuestros mundos sino nuestras propias concepciones de nosotros mismos y nuestros poderes. Concluimos esta entrada aportando las siguientes ideas claves para considerar las ayudas cálidas y frías en los diversos procesos educativo, principalmente de orientación:



 Las ayudas cálidas y frías son complementarias, dependen del momento de la tarea y del sujeto que la reciba.

La ayuda cálida aporta un sentido de comunidad.

La ayuda fría aporta un sentido de eficacia, efectividad y eficiencia.

La cultura de la ayuda propicia procesos enriquecidos en la educación, derivando en mentes más dotadas de herramientas para enfrentar el mundo que les ha tocado convivir.

La posibilidad de la ayuda pasaba inevitablemente por el conocimiento de tres dimensiones: qué vamos hacer, cómo los vamos hacer y con quién lo vamos hacer.

Puedes seguir leyendo…



Bruner, J. S. (1997). La educación, puerta de la cultura. Madrid: Aprendizaje Visor.

De Sixte, R. & Sánchez, E. (2012). Cognición, motivación y emoción en la interacción profesor-alumno. Una propuesta para analizar su relación mediante el registro de las ayudas frías y cálidas. Infancia y Aprendizaje, 35, 483-496. Consultado Septiembre de 2016.

Hernández Martín, L. (2015). Mediación emocional y práctica educativa: Una comparación entre un maestro experto y uno novato. Trabajo Fin de Grado Universidad de Salamanca. Consultado Septiembre de 2016.

Sánchez, E. & Rosales, J. (2005). La práctica educativa. Una revisión a partir del estudio de la interacción profesor-alumnos en el aula. Revista Cultura y Educación, 17 (2), 147-173. Consultado Septiembre de 2016.

Sánchez, E.; García, J. R.; Castellano, N.; De Sixte, R.; Bustos, A.; García-Rodicio, H. (2008). Qué, cómo y quién: tres dimensiones para analizar la práctica educativa. Revista Cultura y Educación, número 20 (1), páginas. 95-118. Consultado Septiembre de 2016.

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