Ayer celebramos en toda España el aniversario de la muerte de Miguel Hernández, el poeta de Oriehuela. En los colegios se recordó su figura y también su obra. Hoy desde TUMINIYO queremos recomendaros un libro para los más pequeños de la casa. Un libro que acerca a los niños y niñas la obra del genial poeta. ¡Así también nos sumamos nosotros a dicha celebración.
Miguel Hernández para niños y niñas… y otros seres curiosos
Este es el libro: ‘Miguel Hernández para niños y niñas…y otros seres curiosos’.
Se trata de una antología que recoge los 23 poemas del gran poeta de Orihuela, los más adecuados para los pequeños lectores y para quienes se acercan a la poesía como si fueran niños.
No podía faltar su célebre ‘Nanas de la cebolla’, un poema dedicado a su hijo, a raíz de recibir una carta de su mujer en la que le decía que no comía más que pan y cebolla:
“Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea”.
El libro está primorosamente ilustrados por Dinah Salama y fue editado en 2010 por ‘Ediciones de la Torre’.
Dinah Salama
Licenciada en Bellas Artes y Filosofía y Letras en Madrid, cursó también estudios de escenografía e ilustración en Madison.
Ha dibujado y pintado desde que era niña, como la que crece con un tic. Más adelante, la fotografía empezó a influir mucho en su obra. Quiso descifrarla, abrirle las tripas y mezclarla con el olor a pintura. De esta experimentación nacen sus exposiciones en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (2000) y en el Instituto Cervantes de Estambul y Tánger (2007), como representante de la cultura sefardí.
El dibujo, la pintura y la fotografía han seguido fundiéndose en trabajos de ilustración como Delta, Condiciones de luna o Amaranta en Venecia.
En los últimos años se ha centrado en la ilustración de poesía. “La poesía me ha acompañado siempre, llenando los huecos que la vida no podía llenar”. Lee y relee hasta que surge una imagen que evoque algo. Descomponiendo, rompiendo, pegando, diseccionando y volviendo a componer, un método de trabajo en el que lleva inmersa ya quince años.
Lucha contra el barroquismo y huye de lo cursi y de los tópicos en un proceso en el que a veces sufre, “porque es difícil llegar a lo que sólo intuimos, un boceto en la cabeza”.
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