Aunque es cierto que no existen documentos escritos que relaten la experiencia del parto Lotus, sí sabemos de tribus, como los Hmong en Nueva Zelanda, u otras repartidas en la geografía australiana, que no sólo tienen en altísima estima la placenta humana, sino que entierran la misma cerca del hogar familiar, puesto que ésta será clave en la segunda vida. Pero más allá de los presagios propios de rituales religiosos, sabemos que familias europeas o estadounidenses se apuntaron a partir de los años 70 al nacimiento Lotus con gratificantes resultados, sobre todo emocionales para madre e hijo.
¿Vosotros habías oído hablar de los beneficios de ésta práctica? ¿Creéis en ellos? ¿Lo haríais si pudiéseis?
En España esta idea sobre el nacimiento, responde a la tendencia conocida como crianza natural, que promueve, entre otras cosas, el parto humanizado, es decir, con la menor intervención médica pósible.
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