Por la misma causa, admiro a todas aquellas madres que, sumidas en tales circunstancias, deciden afrontarlas con todas sus fuerzas, haciendo acopio de una valentía alucinante y siempre teniendo muy claro lo que han de hacer.
Tampoco hablamos necesariamente de algo grave, pero sí de algo que le condiciona la vida al pequeño, le cambia o modifica los hábitos con respecto a lo demás, le restringe determinadas actividades, etc.
Por ejemplo, tengo a un amigo que es alérgico a muchísimos alimentos. Jamás ha podido comer fuera de casa, porque basta con que le pongan lo que no deben en un plato para que su organismo peligre. Por suerte, creo que lo lleva bien, tiene que vivir con ello.
¿Qué creéis que supone esa situación mentalmente para padres e hijos? ¿Nos contáis algún caso que conozcáis?
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