Por Marcela González
Hace poco me di cuenta que realmente las mujeres cargamos un sin número de pesos adicionales atribuibles a nuestro entorno cultural. Y ese peso se va acumulando poco a poco desde que somos niñas. No sé exactamente en qué momento o con qué actitudes pero es una manera clara de cómo vamos perdiendo libertad conforme pasan los años.
No creo que se pueda hablar de positivismo sin que paralelamente, se esté haciendo algo práctico y efectivo por salir adelante, algo que sea productivo.
Es decir, aunque el poder de las palabras es mágico, y las declaraciones contundentes, no me es suficiente con repetirme diariamente, “Todo va a estar bien”, o “Voy a ser próspera” si no hago nada por conseguirlo.
Hay gente que sabe muchísimo acerca de Crecimiento Personal, y es un proceso largo y constante el retirarse las capas y capas de creencias absurdas que la sociedad nos impone. Y esta sociedad colombiana, Señoras, y Señoritas es una sociedad con unos altos niveles de misoginia. Mucho más que la española por ejemplo, que también tiene connotaciones machistas pero no de la manera directa e inconsciente como la nuestra.
La mujer está siendo criada para cuidar y para proteger, cediendo el cien por ciento de sus deseos y necesidades. No está bien visto que una mujer en esta sociedad elija con quien hacer el amor, por ejemplo. Es digamos que raro que exprese su sexualidad abiertamente incluso en una charla entre amigas.
El sólo impulso de declararse una mujer viva y jóven aún teniendo 60 o 50 años es casi que inaudito. La publicidad está llena de mujeres jóvenes con bellezas tipo, que dejan de lado las mujeres con su pancita post embarazo, o con sus pechos caídos después de sus periodos de lactancia, entre otros.
Muchas se dedican con disciplina al ejercicio como muestra de compromiso. ¿Lo hacen por ellas? ¿Lo hacen por enmarcarse en una sociedad que les exige verse de determinada manera?
Muchas de las creencias que generamos desde la infancia, y que arrastramos durante toda nuestra vida son:
Yo no puedo hacerlo
Yo no sé hacerlo
Yo sé hacerlo pero nadie me ve
Todo debo compartirlo
Siempre debo estar impecable aún cuando lo que quiero es jugar y ensuciarme
Debo siempre estar vestida igual que las demás
Estoy muy gorda
Estoy muy flaca
Es mejor no destacarme
No puedo decir que no quiero
No está bien que yo diga lo que pienso
Siendo adultas tenemos que ver cómo a muchos de los compañeros de trabajo, les pagan más por el mismo trabajo que nosotras hacemos. Ellos mismos dicen, que las mujeres somos más organizadas y dedicadas. En las obras buscan mujeres porque culturalmente se piensa que somos más honestas y que no nos prestamos para sobornos. Pero nos pagan menos. Es así.
También vemos cómo a pesar de que todo el mundo sabe que muchos de los hombres piden opinión y consejo en sus mujeres, nos vemos relegadas a un segundo lugar en aras del protagonismo del hombre. Absurdo, cuestionable.
Cuando una persona X quiere tratarte mal en la calle, por lo que sea, por una fila en el banco, por un sitio en el autobús, por un cobro indebido, por lo que sea, su actitud es diferente, si vas acompañada de un hombre. Siempre te tratan diferente si vas acompañada de un hombre. Es real.
Nos creímos el cuento de que la compañía de un hombre es la que realmente nos dignifica. Si estamos solas, se supone que estamos incompletas. El cuento de la princesa que espera su príncipe azul mina la seguridad y la autoestima de muchas. Quitarse esa presión de encima es difícil pero no imposible.
El nivel de crecimiento personal al que cada una quiere acceder es diferente. Depende de cómo nos estemos sintiendo. Hay muchas que ni siquiera se dan cuenta de que están siendo relegadas a un segundo, tercer o cuarto lugar.
Hace unos cuatro días me encontré con un muchacho que me contaba que tenía dos hijos, varones. El y su mujer viven junto con sus hijos en un apartamento más o menos cómodo en Bogotá. Hablamos menos de 30 minutos. Me contaba cómo un domingo cualquiera, los niños y él la llamaban a ella casi a cada minuto para pedirle algo.
El lo decía con toda normalidad. Cuando ella se quejó por tanta llamadera, él contestó, que ¿Quien la había mandado a tener solo hombres? Lo decía de manera jocosa. Es obvio que nadie elige tener niños o niñas, pero ya que había tenido solo niños que asumiera las consecuencias: Atenderlos.
Esa misma mujer, contaba mi compañero de laboratorio, quería tener a toda costa una niña: “para hacerle moñas, colas y tenerla en casa ya que solo había tenido hasta el momento hombres”…¿Acaso piensa que esa niña cuando crezca no va a querer volar? O si quiere hacerlo, ¿No tiene derecho? Es el pensamiento de otra mujer, el de su propia madre.
Se da por entendido que el hombre buscará su camino, la mujer permanecerá cerca para ejercer como madre protectora.
Aunque mi compañero de trabajo abrió su corazón conmigo, cosa que valoro infinitamente, me dejó ver que además no le gustaban las mujeres negras, ni estaba de acuerdo con la adopción por parte de las parejas gay. En un instante me encontré con una persona homofóbica, misógina, y racista. El típico chico que hace “bullying” a sus compañeros de colegio, de trabajo…a todo el que se deje.
Lo más triste de esto, no solo es ver cómo sus creencias lo apartan de un sin número de personas, si no que lo apartan de sí mismo. Con toda seguridad este chico cree que no puede llorar frente a las demás personas, cree que debe ser siempre un machito al que nada le toca, cree que realmente es superior a las mujeres que lo rodean y en ello, pierde oportunidades para ser feliz y mantener su paz interior.
En realidad nadie nos hace nada a nosotros. Todos y cada uno somos seres humanos en algún proceso de crecimiento o de transformación.
Pero si nosotras no hacemos nada por nosotras mismas, para romper las creencias que nos paralizan, nadie lo hará por nosotras.
El Entrenamiento del día de hoy no tiene esta distinción de género de la que yo hablé en este artículo.
Se aplica para hombres y mujeres de igual manera, para que abordes tus proyectos con Energía y Mentalidad de Éxito.
Me gusta todo este rollo porque además de que me están diciendo todo el día que “Pescaré muchos peces y tengo derecho a ello”, también me enseñan las técnicas para pescar y hacerlo con la información precisa.
Te dejo entonces con el Entrenamiento del día de hoy. Elena Fraga Mentora de Negocios por Internet, te hablará desde la comodidad de su hogar.
Contando historias…
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