Adaptarse lleva su tiempo, para unos antes y para otros después, y es entonces cuando tomamos conciencia de hacer un nuevo plan y enfocarse en él, como antes, como cuando tuvimos que hacer aquellos cambios de timón. Emigrar es una decisión muy personal, y aunque mi país esté pasando por la peor crisis de su historia contemporánea y pueda verse en este momento como un lugar poco deseable para vivir siempre habrá algo peor.
No podría decir si emigrar es lo correcto o no, tampoco podría decir para quien sí y para quien no va a funcionar, quien está dispuesto y quien no a comenzar de cero, dispuesto a perder muchas cosas y ganar otras tantas. Para mí no ha sido fácil, nada me ha caído del cielo, he tenido que acostumbrarme a vivir el día a día, cada día es más incierto que el otro, una nueva aventura, una nueva oportunidad para cambiar de rumbo, mientras encuentras tu lugar, donde puedes sentir la tan anhelada estabilidad física, económica y sobre todo emocional. Aprendí que el mundo no gira en torno a mi país y que en todas partes hay personas diferentes, pero a la vez iguales, con sueños, dificultades, que pueden incluso llegar a ser tus nuevos hermanos.
Recibir o mejor dicho necesitar ayuda es algo a lo que no estaba acostumbrada, mucho menos a pedir ayuda, y quizá hay algo en mi educación que no sabría cómo explicar, pero recibir o pedir ayuda me hacía sentir culpable, mucho menos podía imaginar que alguien pudiera ayudar de forma desinteresada, por el simple hecho de que un día estuvo ahí en la misma situación. Yo diría que además de culpa es orgullo y que esta experiencia me ha hecho más humilde y me ha enseñado a recibir con agradecimiento. A quien por el motivo que sea decida emigrar quiero dejarle unos tipos que pienso pueden ayudar a adaptarse mejor y más rápido:
1. Enamorarse del país destino, porque será tu nuevo país.
2. Seguir las reglas y respetar las leyes.
3. Tramitar un estatus, porque estar ilegal te hará sentir que vives al margen de la sociedad.
4. Conocer la cultura, celebraciones, costumbres, comidas, y hacerlas parte de tu vida y tus costumbres, sin dejar atrás las propias.
5. Conseguir un lugar en el mercado laboral o emprender, producir evitando así ser una carga para el país que te acoge.
6. Buscar un lugar donde vivir según tu presupuesto y forma de vida, nunca conformarse con menos por ahorrarse el esfuerzo, no por vanidad sino por el gusto de sentirse cómodos.
6. Hacer un plan de trabajo que permita compartir en familia y dar la atención q los hijos requieren, pues es muy común que las personas se dediquen a trabajar, sobre todo por la carga que representa ayudar a su familia e4n su país y se olvide que su familia mas importante son sus hijos y adaptarse al nuevo país también será un reto duro y deberán estar atentos a sus cambios.
¿Valdrá o no el sacrificio?, ese es un balance de vida muy personal. Siempre hay mucho que aprender, mucho que vivir y un mundo por explorar.