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5 reflexiones sobre los límites

¿Dónde están los límites? ¿Cómo se se gestionan? ¿Es fácil sobre pasarte de autoritario con los niños?
Los límites y los niños es un tema que preocupa a muchos padres: Que si cómo poner límites a los niños, que si qué pasa si no pongo los suficientes límites o si pongo demasiados…..¿dónde está el límite de los límites?

Llevo un tiempo reflexionando sobre esto. En muchas conversaciones o lecturas me encuentro con el tema de los límites y los niños. Muchas personas buscan en internet Cómo poner límites a un niño, lo que significa que es algo que preocupa y que muchas personas buscan la clave de los límites. Yo misma considero que es un tema muy importante y en mi e-book Herramientas para educar desde el respeto mutuo” (que por cierto, si lo quieres puedes adquirirlo haciendo click aquí) uno de los ejes centrales es lograr el equilibrio en los límites consiguiendo la amabilidad y la firmeza al mismo tiempo.

Me da la sensación que existe la creencia general  de que a los niños hay que ponerles límites sólo porque son niños e incluso que hay que ponerles más límites que a los adultos…. ¿Por qué? Es como si se hablara de poner límites a los niños para “limitar” sus movimientos, sus pensamientos, sus iniciativas…para que no hagan todo lo que desean. ¿Qué de malo hay en eso? ¿A ti te gustaría hacer todo lo que deseas? Seguro que te vienen a la mente el tema de las obligaciones pero ¿te imaginas que todo lo que hicieras lo hicieras por deseo y no por obligación? Éste es otro tema pero sólo decir que si estamos tan atados a nuestras obligaciones es porque no hemos aprendido a dar rienda suelta a nuestro potencial y a nuestra pasión (si te interesa este tipo de pensamiento te recomiendo que visites la página web www.pensamientopositivo.org)



Los límites son necesarios se trate de quién se trate, adultos o niños, porque son necesarios establecerlos para garantizar el respeto a las personas y las situaciones. Tanto un niño como un adulto pueden traspasar nuestros límites con alguna conducta y tanto a uno como al otro tendremos que transmitirles nuestra disconformidad.

Así que se me han ocurrido algunas preguntas para intentar ver el tema de los límites desde otra perspectiva:

¿Para qué sirven los límites?

Los límites sirven para respetarnos a nosotros mismos, para respetar nuestras necesidades y decisiones y de esa manera pedir a los demás que nos respeten…. Cuando decimos no a algo que no queremos hacer estamos respetando nuestros límites, también cuando pedimos a otra persona que nos trate con respeto si percibimos que no nos ha hablado bien.

Todos tenemos límites que necesitamos expresar para garantizar el respeto por nosotros mismos. Cuando no los expresamos nuestro autoconcepto puede verse dañado porque nuestra mente percibe que no nos damos la suficiente importancia. Si nos consideramos suficientemente importantes decimos NO, o no aceptamos ciertas situaciones que traspasan nuestros límites.

Y nuestros límites no varían según quién tengamos delante (por supuesto puedes ser más comprensivo con una persona que no tiene conciencia de lo que hace pero eso no significa que tengas que ceder y permitir que el límite se transgreda).

¿Quién pone los límites a quién?

Los límites tienen que ver más con uno mismo que con los otros. Cada uno necesita tener sus propios límites y pedir a los demás de manera asertiva que los respeten. Bajo mi punto de vista los límites no se le ponen  a otra persona si no que se ponen sobre uno mismo y las situaciones que no está dispuesto a permitir.

Es nuestra responsabilidad conocer, establecer y marcar nuestros propios límites. No todos tenemos los mismos límites, cada persona le da más importancia a unos aspectos que a otros.

A veces nos parece que son otras personas quienes no respetan nuestros límites una y otra vez pero en realidad quién no está marcando el límite somos nosotros mismos al ceder o al no decir que no. Si respetamos nuestros propios límites ponemos freno a dicha situación. Pero los límites traspasados por nosotros mismos son los que más daño hacen. No nos enfadamos escandalosamente con nosotros mismos (aunque a veces en silencio nos castigamos y juzgamos) y lo que solemos hacer es proyectar en los demás esa ira. ¿Cuántas veces no respetas tus momentos de descanso o las horas de sueño? ¿Y las horas de la comida? ¿O cuando estás haciendo algo importante para ti y te interrumpen y no pides que esperen un poco a que termines?

Entonces… ¿cómo enseñar a los niños a cumplir los límites?

Siendo tú el ejemplo. Esta estrategia nunca falla. Los niños hacen lo que ven, asumen que la conducta de las personas más importantes de su vida es correcta y es el mejor modo de funcionar en la vida.

Por un lado, si tú respetas tus límites y los expresas los niños y todos los demás los respetaran, y aprenderán cómo poner ellos sus propios límites.

Por otro lado,  si tú respetas los límites de los demás los niños estarán copiando un modelo de qué hacer cuando alguien te dice que no. Y algo aún más importante: Si tu respetas los limites de tus hijos cuando te dicen que no a algo que traspasa sus límites (por ejemplo cuando no quieren comer más, no quieren besos, o recibir bromas…) en lugar de obligarles o ignorar su negativa, ellos aprenderán que los límites hay que respetarlos porque lo habrán vivido en sus propias experiencias. Y ya de paso aprenderán a respetarse a sí mismos y ser firmes con sus límites en un futuro, ya que no interpretarán que sus límites no son importantes y que no pasa nada si alguien los transgrede.

Y por último, si expresas tus límites con firmeza y amabilidad, es decir, con asertividad, tus hijos aprenderán a expresar sus límites de esa misma manera, y la asertividad es una habilidad social muy importante para tener buenas relaciones interpersonales.

¿Y qué pasa con las cosas que no podemos permitir que hagan los niños porque son peligrosas?

Efectivamente es de sentido común que no podemos permitir cosas como: correr con un cuchillo en la mano, saltar desde una altura demasiado alta, beber de una botella de detergente, tirar piedras a la calle desde un balcón…Cuando los niños son muy pequeños hay cosas que no son capaces de comprender y que necesitan de nuestra intervención para que no se lastimen o lastimen a otros.

Podríamos incluir en el pack de los límites necesarios a este tipo de situaciones…. pero también podemos interpretarlas cómo parte de nuestra función protectora cómo padres y que dura hasta que los niños maduran, empiezan a valerse por sí mismos y empiezan a comprender las situaciones.  Los humanos somos la especie que depende de los cuidados de su progenitor durante más tiempo y protegerle de este tipo de situaciones es nuestro deber, cómo es nuestro deber proporcionarle alimento y cuidados. Del mismo modo que para un bebé es imposible caminar, también lo es para un niño de 2 años comprender que la botella amarilla que pone lejía no es para beber. Así que en estas situaciones más que un límite lo que se requiere es nuestra supervisión y prevención para que el niño no tenga al alcance cosas que sean peligrosas y que si las coge, podamos intervenir.

Se me ocurre otro tipo de situaciones tras ver un vídeo en el que un niño pintaba en la pared y su padre le reñía…. ¿Esta situación requiere un límite? Pues dependerá de las normas de cada familia. Pintar una pared no es peligroso para nadie pero si los propietarios de esa pared no desean que se pinte en ella se necesitará explicar ese límite con asertividad. Según la edad del niño su cerebro no estará suficientemente maduro cómo para comprender lo que implica dibujar en una pared, ellos, simplemente están dando rienda suelta a su capacidad artística.

¿Cómo descubrirán los niños cuáles son sus límites?

…Si cada persona necesita conocer sus propios límites y con el ejemplo los niños aprenderán a expresar los suyos y a respetar los de los demás… ¿cómo descubrirán los niños cuáles son sus límites?

Los conocen desde que nacen y las primeras expresiones de límites las hacen desde recién nacidos cuando identifican que su estómago está lleno y sueltan el pecho o el biberón.  Cuando empiezan a caminar y se tambalean, se caen y se vuelven a levantar, están experimentando con los límites de su equilibrio y poco a poco también se van superando a sí mismos. El problema viene cuando al negar esos límites transmitimos el mensaje que no son importantes y eso provoca que tarde o temprano acabemos desconectándonos. El inicio de los límites está en nuestro cuerpo, si prestamos atención a él y no nos desconectamos, ese conocimiento de nuestros límites físicos se irá trasladando a los límites “psicológicos” puesto que las emociones son señales físicas que nos indican si estamos a gusto o no con ciertas cosas… Así que:

Simplemente confía en ellos, confía en que cuando dicen que tienen calor en pleno invierno es que tienen calor, que cuando no tienen más hambre es que no tienen más hambre…

Éstas han sido cinco reflexiones que espero te ayuden a poner los límites en su lugar. Si este artículo te ha resultado útil ¿te gustaría compartirlo?  Puedes hacerlo en los botoncitos de más abajo.
 



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