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¿Por qué no te cuidas más?

Si llevas tiempo siguiendo el blog me habrás “escuchado” decir muchas veces que cuidarse es muy importante, que si no estamos bien no podemos educar bien, que cuando estamos emocionalmente mal perdemos más rápido el control, gritamos y reaccionamos en lugar de pararnos a pensar cómo queremos actuar. Seguramente todo esto ya lo sabes, y a lo mejor, no logras hacer un cambio y cuidarte como realmente te mereces y deseas y te preguntas ¿por qué? Quizás pienses que es imposible o que no puedes.

Bueno, lo primero de todo quiero decirte que a mi también me ha pasado y que a pesar de toda la teoría que sabía sobre la importancia del autocuidado, seguía sin hacer todo lo que necesitaba hacer. Yo he ido muy poquito a poco en esto del autocuidado pero han habido puntos de inflexión y saltos grandes hacia esta dirección. Tu también puedes hacer lo mismo y quiero contarte lo que para mi son dos puntos clave.

Toma conciencia de cómo tu comportamiento es la causa de muchos de los efectos que recibes a tu vida.

Así es, no nos damos cuenta pero todo lo que hacemos tiene sus consecuencias. A veces directas, otras veces indirectas o que aparecen al cabo de mucho tiempo, pero la ley de causa-efecto siempre está operando en nuestra vida. Es aquello de:

Lo que siembres es lo que recogerás. Si plantas un manzano recogerás manzanas, no esperes piñas”.

Cuando sabemos que nuestras acciones y actitudes tienen consecuencias (nuestros pensamientos también, como vimos en el artículo del blog “Todo está en tu cabeza”) nos situamos en una posición muy poderosa: La de responsables de nuestra propia vida. Puede dar miedo porque no estamos acostumbrados, no nos han enseñado a serlo de un modo verdadero. Muchas personas quedan atrapadas en la posición de víctima y creen que no hay nada que hacer ante muchas cosas, no relacionan sus comportamientos con aquello que están recogiendo en la vida, y su actitud es de resignación.

Estamos en la posición de víctima cuando creemos que no tenemos tiempo y no depende de nosotros lograr hacer algo, cuando creemos que “no podemos hacerlo”, cuando decimos que alguien nos ha hecho sentirnos mal y que por eso estamos de mal humor….. Ya sabemos el poder de nuestros pensamientos y sea lo que sea lo que haya ocurrido sabemos como romper el circulo. Cuando hacemos eso, cogemos las riendas de nuestra vida y optamos por la responsabilidad.

Y optar por la responsabilidad no es resignarse, tampoco es salir a protestar por todas las injusticia. Situarse en la responsabilidad es ser nosotros el cambio, tomar conciencia sobre nosotros mismos y la situación que tenemos y decidir: “¿Queremos cambiarlo? “Si…pues manos a la obra”, “No….pues aceptación verdadera, sin quejas”. Entonces es cuando nos olvidamos de juzgar a los demás y de quejarnos de las cosas y ver qué podemos hacer para cambiar nosotros, puesto que sabemos que de algún modo hemos activado las causas de los efectos que ahora estamos cosechando. Y utilizando la conciencia plena en nuestra vida lograremos identificar dónde está la causa.



Por ejemplo, una persona que se queja de exceso de trabajo, de estar siempre haciendo cosas por los demás, de que los otros no tienen “miramientos”, que no caen en no pedir las cosas y claro, entonces se ve obligado a hacerlo etc…. esta persona está en posición de victima. Cuando tome conciencia de esto y decida pasar a la posición de la responsabilidad descubrirá que su actitud es la causa del “abuso de confianza” que está recibiendo, y que en sus manos está aprender a decir NO y ser el primero en demostrar respeto por si mismo. Si no demostramos respeto por nosotros mismos los demás se sienten autorizados a hacer lo mismo sin saber ni siquiera que con eso nosotros estamos sintiendo una falta de respeto. Además, no podemos pretender que los demás adivinen si queremos ayudar o no queremos si nosotros nunca le decimos que no.

Si nos llevamos esto al campo de nuestro autocuidado veremos lo mismo pero con nosotros mismos. ¿Nos quejamos de dolor de piernas como si por arte de magia aparecieran? ¿Nos sentimos molestos del estómago con gases o dolores continuos? Bien, ¿qué hacemos que para cosechar esto? Algo hacemos o no hacemos que nuestro cuerpo se resiente. ¿Nos movemos lo que necesitamos? ¿Qué comemos que nos está sentando mal?

Para descubrirlo tan solo necesitas llevar el control de qué has comido cada vez que te sientes así, o qué has hecho (o no has hecho) cuando te duelen las piernas…y pronto lo descubrirás. Y si es algo continuo, te animo a que investigues y aprendas sobre alimentación porque hay muchas cosas que comemos que nos hacen mal y que tarde o temprano nuestro cuerpo deja de tolerar (hablamos un poco de la importancia de la alimentación en el artículo “¡Mamá! ¿Estás llena de energía?”). Y no es que “soy así”, “tengo digestiones difíciles ya me tomaré un almax…” NO, es que comemos cosas que no nos sientan bien.

Cuando sabemos que todo lo que nos atañe está en nuestras manos, somos capaces de cambiar las cosas. Antes no es posible porque seguimos esperando que alguien venga a cambiarlas por nosotros.

Convéncete que la relación más importante del mundo es la que mantienes contigo mismo.

Efectivamente, la relación más importante que tu tienes ahora mismo y durante toda tu vida es la relación que mantienes contigo mismo y el amor que tu te des a ti mismo es lo que va a marcar la diferencia.

Cuando te cuidas, vigilas tu alimentación, no permites intoxicarte con productos que sabes que te hacen mal, dedicas tiempo a hacer la actividad física que necesitas, haces caso a tu cuerpo cuando está cansado y te vas a dormir, etc….estás demostrando amor hacia ti mismo. Todo esto es una señal de autoestima, de respeto hacia ti mismo, de que te quieres. Cuando no logras todo esto a pesar de saber la teoría, por descarte, es señal de una falta de autoestima, de no quererte lo suficiente.

Esto puede cambiar si pides ayuda a tu mente y trabajas con ella para tomar conciencia de los pensamientos (o creencias) que tienes asociados a todo lo anterior. Quizás pienses en qué dirá “la gente” si dejas de planchar la ropa para tener más tiempo para hacer deporte o cultivar tu mente. Quizás pienses que no tienes tiempo para ponerte a aprender sobre cocina sana y cambiar hábitos porque entonces te robará tiempo para otras cosas….. Puede que pienses incluso que si dedicas tiempo a hacer ejercicio físico entonces no tendrás tiempo para cocinar más sano y creas que debes elegir….. Bien, la mente cuando se pone a funcionar en modo negativo es capaz de hacerse un lío tremendo. Pero también puede desenredar ese lío si está bien aconsejada por ti. Así que toma conciencia y presta atención a esos pensamientos para ver qué está ocurriendo ahí dentro.

Cuando descubras qué pensamientos tienes podrás rebatirlos y ser tu propio abogado defensor. Necesitarás convencerte a ti mismo de la importancia de cuidarte y seguramente uno de tus argumentos más potentes sea que si te pones enfermo no podrás cuidar a tus niños, ni planchar, ni trabajar, ni nada. Así que verás por ti mismo que cuando no te cuidas por que tienes trabajo o cosas que hacer, en realidad no tiene ningún sentido no cuidarte porque como caigas enfermo no podrás hacer nada de eso. Verás que estar bien es lo primero, es una causa, y los efectos serán poder hacer de manera efectiva todo lo demás.

Así que cuidarte es demostrarte amor, y para lograrlo necesitarás romper algunas creencias.

Entre ellas seguramente encuentres alguna que te diga que no eres importante, que tu no eres lo primero, que no puedes dedicar tiempo a ti…..presta atención y aparecerán en tu conciencia con el tiempo. Mientras tanto, utiliza tus pensamientos para demostrarte cariño: Dite cosas bonitas,  mírate al espejo y di “te quiero”, piensa en positivo sobre ti, dedícate un rato para ti, cuidate y anula todos los pensamientos negativos sobre ti mismo que te vengan a la mente (los “que tonto soy” o “que torpe”…aunque vengan acompañados de una risa, ¡sácalos de ahí!, tu mente no sabe que van en broma y los aceptará como verdades). Cuando comiences a hacer todo esto te estarás demostrando a ti mismo amor de verdad.

Y por último, sigue proponiéndote alimentarte mejor, hacer ejercicio y dormir más y celebra cada pequeño paso que des. Aunque vayas poco a poco, dentro de un año puedes encontrarte en el estilo de vida que justo siempre has deseado, y eso, ya sabes que se traducirá en un mayor bienestar emocional para ti y en una mejor relación con tus hijos basada en el respeto mutuo y las necesidades de toda la familia.

Hasta aquí el artículo de hoy. Si quieres de una vez por todas lograr tu bienestar personal y comenzar a cuidarte más te invito a que leas el ebook Completamente mamá. Puedes leer cómo conseguirlo aquí.

¡Espero haber despertado en ti las ganas de quererte mucho más! Y si quieres compartir este artículo, ¡te agradezco que me ayudes a difundirlo!

¡Un abrazo!

Nuria.

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