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Educar para el futuro Idea guardada 2 veces
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¡Estos niños de hoy en día..!

''¿Alguna vez has dicho o escuchado la frase? “¡Es que los niños de hoy en día no son como los de antes”? Efectivamente, no lo son¡y eso es señal que el ser humano sigue evolucionando! ¿No te parece maravilloso? ''
¿Alguna vez has dicho o escuchado la frase? “¡Es que los niños de hoy en día no son como los de antes”? Efectivamente, no lo son¡y eso es señal que el ser humano sigue evolucionando! ¿No te parece maravilloso? Es cierto que el cambio en sus actitudes y comportamientos puede parecer muy grande y además dar la sensación de que muchos niños van por el mal camino, pero eso es porque los adultos vemos a la nueva generación desde el paradigma del miedo y no desde el paradigma del amor.

La sociedad ha cambiado. Las relaciones interpersonales también. Cada vez hay menos ejemplo de relaciones jerarquizadas en la calle, en las escuelas y en casa. Los niños viven rodeados de adultos que se tratan entre ellos con el mismo respeto, con igualdad, de tu a tu. Hombre y mujer están al mismo nivel desde hace mucho tiempo (al menos en cuanto a diálogos, libertad de expresión, capacidad de decisiónno vamos a entrar ahora en reparticiones de tareas ni en los micromachismos aún existentes porque eso es otra historia). El caso es que los niños ven como se tratan las personas entre sí y ellos quieren hacer lo mismo, creen que es lo que hay que hacer porque ¡es lo que ven! ¡Tiene toda la lógica!

Pensémoslo bien, uno de sus mecanismos de aprendizaje y también de adaptación al grupo es la imitación, tiene todo el sentido del mundo que los niños quieran hacer lo mismo que nosotros.

Imagina que te vas a vivir a un país nuevo, con una cultura muy distinta y con costumbres distintas. Tú estás feliz porque el cambio de país es por algo muy bueno, estás encantado de estar allí, y la gente te parece agradable y quieres encajar en su sociedad. Imagina que no sabes su idioma y no puedes ni leer información sobre sus costumbres. Has observado que cuando dos personas se encuentran para saludarse se dan 3 besos. Entonces, un día te decides a saludar del mismo modo a alguien y te encuentras que te rechaza, te dice que no y te pega una bronca que no entiendes.



Decides volverlo a intentar con varias personas más, quizás a ésta le ocurría algo, pero con todas te ocurre lo mismo.  ¿Qué pensarías? ¿No estarías confuso? No pensarías ¿y por qué yo no?

Seguramente, si no logras que te lo expliquen bien, en tu idioma y que la explicación te convenza, seguramente te sientas algo mal, no te sientas integrado en su grupo del mismo modo que los demás.

Esto es lo que hacemos con los niños. Les estamos dando un ejemplo de cómo relacionarse en sociedad que luego no permitimos que ellos reproduzcan. La confusión y el sentimiento de exclusión están servidos. Tú eres adulto y si algo así te ocurriera sabrías gestionarlo pero los niños no.

Los niños tienen derecho a ser tratados con el mismo respeto que cualquier persona. Ni más ni menos, con el mismo. Los niños merecen que tengamos en cuenta sus necesidades, que aceptemos sus opiniones, que comprendamos que sus sentimientos son legítimos, que puedan interactuar en sociedad, que sientan que son importantes y útiles, y que se sientan aceptados tal y como son.

Tratemos a los niños con el mismo respeto que trataríamos a un amigo, a nuestra pareja o a cualquier otro adulto. Los niños merecen recibir ese mismo respeto y no ser sometidos a ironías, sarcasmos, chantajes o burlas.

Algo muy visual para el niño que le ayuda a percibir este mensaje de igualdad es el hablarle a su mismo nivel (agacharse a su altura o subirlo a él a una silla para poder mirarlo a los ojos). El lenguaje corporal es muy importante y hablar a una persona desde una postura que nos dé una cierta “ventaja o superioridad” puede romper la conexión que buscamos mantener en nuestra familia.

Este texto es un extracto del ebook Atrévete a educar sin castigar (click aquí para saber más). Es muy importante que tomemos conciencia que muchas de las cosas que recriminamos a los niños son cosas que nosotros mismos hacemos, ¡y que tampoco son tan malas! No hace falta que seamos perfectos modelos de buenos modales, basta con no exigir a los niños que lo sean.

¡Un abrazo fuerte!

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¡Gracias!

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