Piojos. ¿Piojos? ¡Piojos!


El otro día el Mediano se levantaba con un "mamá, me pica la cabeza". ¡Horror! Tras mirarle el pelo, mis peores sospechas se vieron confirmadas: ¡tenía piojos! "Tú no vas hoy al cole", sentencié.

Le apliqué una loción y la dejé actuar. Entonces cogí una lendrera y, sobre una hoja de papel de horno, se la fui pasando. Para mi horror, salían piojos muertos, sí, pero también vivos. ¿Y ahora qué hago? Porque la loción no podía volver a aplicársela hasta siete días después... Eso sin contar que contagiara a sus hermanos o a mí misma y la casa se nos llenara de estos bichos asquerosos...

Me puse a mirar por Internet y al final encontré un centro donde aseguraban que los eliminaban en una sola sesión de forma natural, lo que me decidió, ya que el Mediano tiene la piel atópica. Y además nos hacían una revisión gratuita a la semana. Así que allí que nos fuimos.

Al día siguiente, el Mediano pudo ir al colegio sin riesgo de contagiar a ningún niño porque llegamos a casa sin piojos. ¡Qué tranquila dormí esa noche!

Si quieres saber más de mis peripecias con los piojos, cómo y qué sitio encontré y en qué consiste el tratamiento que recomiendo totalmente, te invito a visitar este post (no patrocinado) donde cuento mi crónica piojil al completo ;)
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