— Proverbio chino
Ahí entre mis matas de patatas no sé si el huerto te da la felicidad para toda la vida o no, pero si sé que entrar en contacto con la tierra, quererla, nutrirla y sembrarla te da sus recompensas.
Y las recompensas no son sólo los frutos de la tierra, las patatas, los calabacines, las berenjenas, tomates, frutas varias…
Es también la satisfacción inmensa de haber cultivado y visto crecer cada uno de ellos.
Es también el conectar con la fertilidad y la abundancia de la tierra.
Es ver cómo insectos y otros animales también se benefician.
Agradecer, sentir y regenerar la tierra
Es también mancharte las manos de tierra, agacharte, sudar y conectar con el movimiento y trabajo físico de tu cuerpo. A veces vivimos tan desconectados de esto que esto nos hace tomar tierra.La naturaleza es tan espléndida, tan desinteresada y tan generosa que solo puedo agradecerla.
Agradezco sus frutos y devuelvo regenerando la tierra, cuidándola, nutriéndola en la medida que puedo. Porque sé que solo en este cuidado recíproco podemos ambos florecer.
Regenero compostando, manteniendo zonas amplias de hierbas y flores silvestres, acolchando y vistiendo la tierra para protegerla.
Y así el suelo vuelve a ser fértil año tras año y me regala sus frutos en modo cíclico.
Disfruto de sus frutos en temporada, hinchándose cuando toca para no tener ganas de comerlos hasta el año que viene. Porque así nos los regala la naturaleza.
Agradezco conservando y regalando para que nada se desperdicie.
También agradezco a mi peque y mi compi por su esfuerzo que muchas veces es más constante que el mio! Y la constancia es la clave en el huerto.
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