Taller infantil de huerto urbano



El pasado 10 de abril impartí dos talleres infantiles de huerto urbano. Fueron en las huertas de Sarriguren que hay detrás del colegio de los Maristas, y que pertenecen al Ayuntamiento del Valle de Egüés.

Tuvimos que hacer dos porque tuvo muy buena acogida y con el tema de la pandemia no queríamos ser muchos. En el primero hubo quince participantes y en el segundo diecisiete. La edad que se había propuesto era de 6 a 12 años, pero hubo algunos  colados menores y mayores.

Lo primero que hicimos fue aprender que había que mezclar tres tipos de tierra: 

Compost: que es el alimento de las plantas.

Arena: del río. La de la playa no sirve porque tiene sal.

Turba: que proporciona agua y humedad.El jardinero nos explicó que hay que mezclarlas a partes iguales.

 





Él hizo tres montones con las distintas tierras que trajo en una carretilla y entre todos los participantes las mezclaron en un cubo. 

Después repartimos la tierra mezclada en los alveolos, que así se llaman los recipientes, y sembramos en cada uno, una semilla de girasol ornamental.

Y a continuación los regamos. Así aprendieron a usar también la regadera.





Lo siguiente fue una explicación del semáforo de los alimentos:

Verde: los que hay que comer todos los días, sobre todo frutas, verduras y lácteos.

Amarillo: lo que se come algunos días a la semana: huevos, carne, pescado…

Rojo: lo que no deberíamos comer casi nunca: helados, repostería, chuches…Y los que quisieron hicieron un menú completo según el método Nutriplato.

Empezamos el taller en el invernadero porque el pronóstico meteorológico era de lluvia, pero como no llovía, dimos un paseo por las huertas y les enseñé lo que había plantado: sobre todo habas y fresas. Y también algunas hierbas aromáticas.

 





Lo último fue empezar a cavar en una parcela que la Concejala de Igualdad ha destinado para continuar con estos talleres. También jugaron un rato con la carretilla y se pudieron llevar cuatro alveolos con sus semillas de girasol, cada participante.

Cuando les preguntaron qué es lo que más les había gustado, respondieron que todo. Con estas edades es muy satisfactorio impartir talleres.

Valores positivos de esta actividad

Crecen en paciencia. Como sólo tenían una azada tenían que hacer cola. Con lo acostumbrados que están ahora a dar a un botón y que salgan sus dibujos preferidos inmediatamente, me sorprendió positivamente su paciencia.

Solidaridad: los mayores ayudaban a los pequeños.

Respeto: seguían las normas de higiene, uso de la mascarilla y del hidrogel.

Diálogo: contaban lo que habían hecho con sus padres o abuelos en el tema del huerto.







Enseñanzas de tener un huerto en casa

Constancia. Hay que cuidar y regar las plantas. Si no lo haces se mueren.

Cuidados. Pueden padecer alguna enfermedad.

Evolución. Se puede ir comprobando su evolución y crecimiento.

Requiere paciencia. No se puede estirar una planta para que crezca más deprisa.

Sensibilidad. Se les coge afecto. Se acentúa la sensibilidad tanto por los animales y plantas como por la naturaleza.Estas ideaes son del libro Dialhogar en familia de Mercedes y Marta Blasco, que os podéis descargar aquí.



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