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Buscó el ángulo perfecto. El mar se veía hermoso esa tarde. Hasta las nubes lucían armoniosas. El sol brillaba con esplendor. La blanca arena y las altas palmeras completaban el paisaje ideal.
Se apresuró a sacar su lienzos, sus pinceles y sus pinturas, pensando en que algo podía acabar con esa armonía perfecta. El dibujo ganador estaba en su mente, sólo tenía que plasmarlo en el lienzo
No le tomó mucho tiempo. Podía sentirse satisfecha, había salido tal y como lo había imaginado. Era la pintura perfecta, aunque no ganara el concurso.
Algún día, su trabajo sería reconocido. De eso no había dudas.