1991: ser activista sin saberlo

Hace 26 años me vi en la obligación de cambiar de instituto para el último curso de secundaria, no podía cambiar de opinión sólo para agradar a mi profesora de religión.

Corría el año 1991, en Argentina en aquel momento la educación consistía en 7 años de primaria y 5 de secundaria, yo cursaba 4º año de educación secundaria en una escuela de curas, vale la pena recordar también que el curso lectivo es de marzo a diciembre.

Mis notas durante toda la secundaria habían sido buenas, sólo había suspendido Caligrafía en 1º por no hacer las tareas que nos enviaban, por lo demás siempre buenas calificaciones.

Ese curso a los profesores de Religión se les ocurrió que iban a formar grupos y nos iban a hacer trabajar monografías sobre temas controvertidos para la Iglesia: homosexualidad, aborto y no recuerdo qué otros similares.

Nos llenaron la cabeza con los malo que era abortar, que morían 30 millones de “niños” anualmente en el mundo (el equivalente a la población de Argentina en aquella época), nos hicieron investigar sobre métodos abortivos (aspiradoras, ganchos, etc), ver documentales, obviando que si fuese el aborto fuese legal los riesgos no existirían.
También se metieron con un colectivo que en aquel momento los traía de cabeza: los homosexuales (hoy se dice LGBT, hace 26 años era diferente). Justamente a mi grupo le correspondió hacer una monografía sobre “Homosexualidad”, la verdad es que no recuerdo siquiera el contenido de la misma, pero estaba bien hecha, merecía un aprobado.

Sin embargo en la presentación de la misma uno de los catequistas (eran una laica y un cura escolapio) preguntó mi opinión acerca de la posibilidad de que se otorgase la personería jurídica a la Comunidad Homosexual Argentina (denegada por todas las instancias, incluso por la Corte Suprema), ya que era un tema candente en aquella época. Mi respuesta fue bastante obvia, le dije que me parecía bien, que incluso un grupo violento como la barrabrava de Boca Juniors (La 12) tenía personería jurídica. Saltaron las alarmas.


DANGER! DANGER



“Cómo puede ser que digas esto”

“No has aprendido nada”

“Así no puedo aprobarte”

“Nos vemos en diciembre (junio en este hemisferio)”
Así fue, no me aprobaron la asignatura durante el curso debido a esta diferencia de opinión, pese a haber entregado los trabajos en tiempo y forma.

En diciembre se repitió la historia, defendí una monografía incluso con recortes de prensa acerca de la Conferencia Episcopal en San Miguel y volvieron a preguntarme por el temita en cuestión.

-¿Qué opinás de la personería jurídica para la CHA?

+Lo mismo que antes, que está bien que se la den.

CHORUS

“Cómo puede ser que digas esto¿?”

“No has aprendido nada”

“Así no puedo aprobarte”

“Nos vemos en marzo (septiembre en este hemisferio)”
Y en marzo de 1992 el Día de la Marmota.

Obviamente no me aprobaron la asignatura, pero al no ser obligatoria si me iba a otro colegio no me la llevaba conmigo, así que mi madre me preguntó (esperando una respuesta negativa por mi parte, supongo) si quería cambiarme, y le dije que sí.

Último curso: cambiar de insti en el último curso es lo menos, pero no iba a ir en contra de mis creencias (con mis 15 años) sólo por aprobar.

Sigo estando orgulloso de aquel Rodrigo e intento que él se sienta orgulloso de mí más de 25 años después.

Vídeo de las noticias en aquel momento:



Actualización: Finalmente la Inspección General de Justicia revisó el caso y concedió en 1992 la personería jurídica a la CHA, por cuestiones políticas más que de creencias, el detalle en las imágenes de Hacer la Corte, de Horacio Verbitsky

Publicado inicialmente en Mr. Roderíc.

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