El gran ejemplo por excelencia del ocio responsable consiste en el deporte. Está demostrado que hacer ejercicio no es solo cuestión de salud, sino que debería ser ley de vida.
El ejercicio hace más feliz a las personas, les aporta motivación y les despeja de los problemas, además de que constituye un fantástico medio para relacionarse con los demás. Una horita al día ya estaría genial.
Otro aspecto muy importante dentro del ocio responsable se basa en la lectura. Nada como unos buenos libros desde que aprenden a leer para incitar en ellos el gusanillo de esos grandes mundos de fantasía, sabiduría y entretenimiento. Con otra hora diaria sería suficiente.
Una tercera forma de ocio responsable es algo más original: la cocina. ¿Quién ha dicho que solo las mujeres la pisan? ¡A muchísimos hombres les encanta! Además, así les facilitamos que estén más sueltos a la hora de tener que hacerse ellos la comida cualquier día y de mayores.
¿Qué os parecen estas formas de ocio? ¿Las llevan a cabo vuestros niños?