Las familias que tenemos integrantes con la condición del autismo, particularmente cuando éstos son niños, sabemos que si bien es tiempo de celebraciones y júbilo para compartir con los seres queridos, también pueden presentarse algunos desafíos propios de los trastornos del espectro autista ante este tipo de festejos.
Las personas con la condición del autismo, procesan de forma diferente los estímulos que están a su alrededor y que pueden estar representados en luces, sonidos, colores y olores que para los otros evocan momentos agradables y esperados durante todo el año.
Autismo y las celebraciones
Las decoraciones con luces como las que colocamos en un árbol de navidad o en un pesebre, los villancicos o cantos típicos de la temporada, el olor de las especies que se colocan en los postres o comidas propias de la época, los sonidos y luces de los fuegos artificiales o los saludos con muchos abrazos de los familiares y seres queridos, pueden llegar se incómodos para algunos niños o jóvenes con la condición del autismo, generalmente por las alteraciones sensoriales que éstos presentan.
Eso no quiere decir que una persona con trastornos del espectro autista no le agrade esta temporada del año, más bien muchos la esperan con emoción porque han ido comprendiendo que habrán cambios que implicarán diversión y la posibilidad de reunirse con familiares o amigos.
Algunas recomendaciones
La anticipación es indispensable para los padres, quienes debemos informar a nuestros hijos que habrán modificaciones en las rutinas a las que están acostumbrados en temas de horarios, podrían haber paseos, salidas que no son cotidianas e incluso viajes, que implicarán visitas a sitios con varias personas, lugares diferentes con nuevos sonidos y olores, entre otros.
Si asistiremos a fiestas, también es importante avisar con antelación a nuestros hijos cómo podrían ser, que habrá personas que ellos conocen y otras que van a conocer, música o sonidos diferentes, olores de comidas o perfumes variados.
Siendo necesario, avisar a los anfitriones y a los invitados más cercanos, que asistiremos con un niño con la condición del autismo, que ante alteraciones sensoriales podría sentirse incómodo en algún momento, experimentado cambios conductuales, que requerirá de un espacio apartado y tiempo para sentirse mejor, por lo que si nos ausentamos por un rato del grupo es para atender este tipo de situaciones y luego podríamos volver a incorporarnos a la celebración.
Es recomendable llevarles los alimentos que les gusten y pueden consumir, porque algunas personas con esta condición del neurodesarrollo guardan un régimen de alimentación especial. También preguntarles qué juguetes u objetos desean traer a la fiesta porque les agradan mucho, le ofrezcan seguridad y quieran mantener consigo.
Lo más importante, es que este tipo de reuniones son propicias para trabajar la concienciación ante la condición del autismo, porque sabemos que generalmente rechazamos o nos alejamos de lo que desconocemos.
En la medida que podamos explicar de forma cercana, que las áreas de la comunicación, el lenguaje y procesos de socialización están afectados cuando se tienen trastornos del espectro autista, las personas podrán comprender más los ajustes que se requieren para manejar en estos festejos y estaremos además, fomentado valores de empatía, respeto e inclusión.
Autoría: Lislet Núñez @webchiquiticos