Los niños tienen muchas necesidades básica, como el cariño o la compañía, pero también la alimentación, el descanso y la higiene personal.
La higiene personal engloba conceptos tales como el aseo, la limpieza y el cuidado de nuestro cuerpo. Los bebés dependen de los adultos para cubrir estas necesidades, convirtiéndose estos aspectos en uno de los objetivos principales de los papás.
A la hora de implantar hábitos referidos a la higiene tenemos que tener en cuenta diferentes aspectos:
- Cada niño lleva su propio ritmo, por lo que la atención de las necesidades es totalmente individualizada.
- Tener en cuenta el desarrollo y la evolución del niño y que sea capaz de ir adquiriendo esas rutinas.
- Los objetivos tienen que ser fácilmente alcanzables por el niño a corto plazo, para que él mismo vea objetivos y se sienta satisfecho con su esfuerzo. Esto hará que tenga más ganas de aprender y lo haga sin esfuerzo.
- Tenemos que secuenciar las actividades que tiene que realizar, dividirla en pasos para que los vaya consiguiendo poco a poco y sin agobios.
- Plantearle las actividades de una manera sencilla, para que el niño pueda ir realizándolas sin dificultad.
- Debemos reforzar positivamente todos los esfuerzos que hace el niño por conseguir el objetivo marcado, independientemente de los resultados.
- Si trabajamos en concordancia con la escuela infantil, obtendremos mejores resultados por parte del niño.
- No podemos olvidarnos de que somos un modelo a seguir por el niño, por lo que imitará nuestra conducta.
Es importante seguir una serie de normas para que el niño adquiera este hábito como una rutina, por ejemplo, lavarnos siempre las manos antes de comer, los dientes después de cada comida, lavarnos la carita todas las mañanas, no morderse las uñas, tener cuidado con la ropa para ir limpitos...
¿Qué hábitos de higiene le resultaron más difíciles de adquirir? ¿Y cuál fue el más fácil?
Fotos: Ran Yaniv Harstein/flickr