La semana pasada os dejé un post con 10 claves para afrontar la desobediencia. En este post os hablaba de las 10 cosas que siempre debéis hacer si queréis que vuestros peques no se desmadren.
Cuando los papás y mamás me pregunta sobre cómo cambiar un determinado comportamiento de sus peques, siempre les digo que utilicen refuerzo positivo, pero es cierto que en muchas ocasiones no es suficiente y no hay más remedio que recurrir al castigo.
Castigar no es malo, pero hay que saber cómo castigar, y lo más importante: el castigo por sí solo no es efectivo. Tened en cuenta que el castigo no intenta modificar la conducta, sino eliminar la conducta. Cuando castigamos no solemos explicar a los niños lo qué deben hacer, sino lo que no deben hacer. Por eso, es fundamental que cuando castiguemos, expliquemos a los niños qué han hecho mal y cómo deberían hacerlo la próxima vez.
Por otro lado, el castigo de forma aislada es muy efectivo, pero cuando lo utilizamos una y otra vez pierde completamente su eficacia. Así que recordad que no podemos abusar.
Teniendo en cuenta lo que hemos comentado, y que en ocasiones no hay más remedio que castigar, vamos a ver cómo debemos hacerlo para que resulte efectivo.
Usar el castigo con técnicas positivas. Como ya hemos comentado. El castigo por sí mismo no es efectivo. Si decidimos castigar al peque, tenemos que tener clara la conducta positiva que queremos conseguir, explicársela y elogiarle si la realiza. Si, por ejemplo, estamos castigando al niño por cruzar sin mirar. Debemos explicarle cómo debe cruzar, que debe pararse, mirar a un lado y otro, y cuando vea que no vienen coches cruzar. Si realiza esto como se lo hemos explicado, debemos elogiarle y premiarle cuando realice la acción deseada.
Usar el castigo con moderación. Cualquier castigo del tipo que sea pierde su efectividad si se utiliza de forma habitual. El castigo debe utilizarse de forma aislada y en momentos puntuales, de lo contrario no servirá de nada.
El castigo debe estar enfocado a reducir la conducta no deseada. En el cole es muy habitual castigar a los niños enviándoles al despacho del director, o a otra clase, pero este castigo no suele ser efectivo porque el niño se divierte yendo de aquí para allá y recibiendo la atención de otros compañeros. Lo mismo sucede cuando enviamos a los niños castigados a su habitación a pensar, si los niños tienen acceso a sus juguetes, más que un castigo esto será un premio. Es importante que observemos si el castigo que hemos elegido es efectivo, si no lo es debemos buscar otro que consiga cambiar la actitud no deseada.
No retrasar el castigo. Es fundamental que el castigo venga seguido de la conducta no deseada. No podemos retrasar el castigo para más tarde porque corremos el riesgo de que el niño no lo asocie con la conducta no deseada y que, por tanto, pierda su eficacia.
Siempre debemos explicar las consecuencias. No podemos castigar sin más. Es muy importante que expliquemos al niño todo. En primer lugar, qué es lo que ha hecho mal, en segundo lugar cómo debería haberlo hecho. Explicadle también por qué le castigamos y qué esperamos de él.
Hay que ser firmes. Si decimos al peque que vamos a castigarle con una determinada acción o consecuencia no podemos cambiarla después. En el momento en el que vuestros hijos ven que aflojáis cualquier castigo perderá su eficacia.
No amenazar en vano. Este punto está muy relacionado con el anterior. Si decidís castigarle hacedlo, pero no le digáis que lo vais a hacer y luego no llevéis el castigo a cabo. Nada de oportunidades. Si le habéis dicho una vez que no haga algo, le habéis dicho la consecuencia que tendrá esa acción, y sigue haciéndola, debéis castigarle.
Dadle una oportunidad para realizar la buena conducta. Tras el castigo debéis darle una oportunidad para que demuestre lo que ha aprendido. Los castigos prolongados no dan la oportunidad para esto y, por tanto, no son tan efectivos.
Espero que estos consejillos para castigar os resulten útiles, y combinados con las claves que vimos la semana pasada consigáis cambiar las conductas no deseadas en vuestros peques.
¡Gracias por estar ahí!
“La comunidad se embrutece infinitamente más por el uso habitual del castigo que por la ocurrencia ocasional del delito.”
Oscar Wilde
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