Cada primavera, la Familia del Columpio se deja caer un par de veces por la Finca El Pino de Valladolid. Un lugar en donde disfrutar visualmente de un espacio precioso, hecho con mimo y dedicación por personas con discapacidad. Y es que cuando se pone cariño en algo, sea lo que sea, el resultado siempre será perfecto.
Por eso, cuando vi que nos invitaban a un taller para aprender a hacer nuestro propio huerto urbano, allí que nos fuimos corriendo.
Fresas, pimientos, tomates, lavanda, albahaca, tomillo, puerros y mil cosas más. Pero sin duda alguna, lo mejor de todo, es sembrar felicidad.
¿Quieres ver nuestra experiencia?
Para sembrar vuestro propio huerto urbano no será necesario que dispongas de una gran superficie. Se trata más bien de escoger los elementos adecuados y pensar muy bien antes qué debes sembrar para obtener el máximo de tu pequeña cosecha. Bego fue la encargada de explicarnos cómo crear nuestro propio huerto sin tener un gran jardín o hacer un alto desembolso y además tuvo tiempo de improvisar un pequeño taller para los niños que se fueron a casa con su primer semillero de pepinos. De momento, os dejo con un vídeo y luego, si os parece, hablamos de los detalles…
¿Qué necesitarás entonces?
* Una buena orientación, a ser posible Sur Suroeste
* Que te asegures una buena dosis de sol
* Que utilices una tierra especial para huerto
* Y que te fijes en las compatibilidades de las plantas y el espacio que necesitarás para cada una de ellas
Hoy en día, en el mercado, existen multitud de tipos de tierra o susbtratos, de diferentes marcas y precios que sirven para huertos. Pero si tienes dudas, lo mejor que puedes hacer es pasarte por Finca El Pino, si eres de Valladolid, o por tu vivero de confianza y dejar que te asesoren. Otra de las cosas importantes que nos decía Bego era utilizar siempre fertilizantes también ecológicos ya que de nada nos servirá tratar con mimo nuestro huerto si después utilizamos productos químicos. El guano por ejemplo, es uno de esos fertilizantes naturales que pueden ir perfectos para vuestro huerto.
Lo demás será paciencia y cariño y vendrá solo en forma de tomates, aromáticas, fresas etc…
Y ahora voy a contaros cómo creé mi propio huerto urbano.
Como en mi caso el espacio no era un problema, me decidí a comprar una estructura de madera en kit con tres bancales. Pero si tienes una pequeña terraza, lo mejor es que te decantes por los huertos especiales que venden en los viveros, más reducidos y construidos en altura, las llamadas mesas de cultivo. Ya verás en qué poco espacio podrás tener un montón de cosas.
Pero volviendo a mi huerto, esta estructura ya viene con unos sacos de tela especial a la medida que simplemente tendremos que grapar para convertirlos en cajones estanco en donde sembrar nuestros diferentes tipos de hortalizas.
Una vez lo hemos llenado de tierra, llegará la parte más divertida, labor en la que pueden ayudaros vuestros niños haciendo pequeños agujeritos en donde plantar las lechugas, los puerros, las cebollas o los pimientos. Todos estos elementos los repartí en dos bancales porque no necesitan de mucha superficie. Añadimos también perejil y una planta de fresas. Por cierto, plantad esta última en una esquina porque las fresas tienden a “desbordarse”. Y cómo no, unos tomates porque ¿Qué sería de un huerto sin tomates? pues algo así como un candil sin aceite. Eso sí, intentad elegir una categoría autóctona porque así os aseguraréis que se desarrolla correctamente según el clima de vuestra zona.
Una de las cosas que aprendimos en el taller es que los ajos se siembran en noviembre y que no se llevan muy bien con las coles, las habas y los puerros.
Que las cebollas se conforman con poco y bastan unos 10 cm entre planta y planta para que sean felices como perdices. Que el romero y la lavanda son enemigos íntimos, así que mejor poner distancia entre ellos. Que las calabazas y las berenjenas son unas aprovechadas y necesitan mucho espacio para poder crecer. Y que el tomate es el rey indiscutible del huerto y no hay nadie que le baje del podio.
Y yo he aprendido un par de cosas más:
* Que el cuidado de las plantas ayuda a los niños a respetar su entorno y les anima a ser más responsables
* Y que cada vez que le hinque el diente a uno de mis pimientos, me acordaré de todas las personas que trabajan en Finca El pino y que hacen posible que una visita al viviero sea toda una experiencia para los sentidos.
Gracias Nieves por la invitación, por tu dedicación y por tu sensibilidad.
.