Tener paciencia nos cuesta, y cuando nos convertimos en mamás nos parece que aún más. Y es que cuando la perdemos no solo nos sentimos mal nosotras, sino que nuestro entorno lo sufre también.
¿A quién le gusta estar constantemente enfadada, quejándose y de mal humor?
A mí no, y seguramente que a ti y a nuestras familias tampoco… Como muy bien dijo el gran Mahatma Gandhi…
Perder la paciencia es perder la batalla
¡Por suerte tengo buenas noticias! Y es que la podemos entrenar y mejorar para aumentar nuestras reservas frente a cualquier situación que amenace con desbordarnos. Para ello lo primero que debemos de hacer es identificar las situaciones que encienden la mecha de nuestra paciencia para gestionarlas adecuadamente y transformarlas.
Las 3 razones principales por las cuales perdemos la paciencia son las siguientes:
Intensidad elevada emocional de nuestros hijos, situación en la cual no sabemos ver el motivo que ha desencadenado esta respuesta.
Tenemos un exceso de responsabilidades que no gestionamos bien.
Nuestras expectativas sobre los hijos son inadecuadas.
Profundiza y encuentra soluciones para cada razón en el siguiente vídeo:
¿Te has identificado con alguna de ellas? ¿Cuáles añadirías en tu caso?
Me encantaría acompañarte con la metodología Mama Zen , que me ha permitido vivir y criar a mis hijos con tranquilidad sin preocuparme en exceso ni sentir ansiedad. Y lo más importante: con paciencia suficiente para atender a mi familia y ser la madre amorosa que siempre había querido ser.
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Prioriza tu felicidad y la de tu familia,
Fuente: este post proviene de Patricia Sánchez Psicologia, donde puedes consultar el contenido original.
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