Ahora que empiezan las rebajas es una buena oportunidad para comprar ropa para nuestro bebé, que no para de crecer y lo que le compramos la última vez ya casi no le vale.
Con tanta renovación de vestuario, al final una parte importante del presupuesto familiar se consume en ropa para el bebé. Lo peor de todo es que las tallas no suelen ser fiables y muchas veces dan problemas.
La mayoría de las veces, se le compra la ropa sin que vayamos con él o ella, por lo que las indicaciones de edad que aparezcan en la etiqueta y el cálculo a ojo son las únicas pistas en las que nos podemos basar. Pero a edades tan tempranas, el peso y la altura varía tanto de unos bebés a otros que la información sobre la edad apenas es útil.
Trucos para acertar
Como cada vez son más frecuentes las compras por Internet y no podemos probarles la ropa a los niños antes de comprarla, hay que tener en cuenta algún que otro consejo para elegir qué talla escoger. Lo que siempre se ha hecho y se hará es comprarla un poco más grande porque es la única forma de que les dure más tiempo antes de que todo le venga pequeño.
Aún así sigue siendo difícil acertar. Para que el mal sea menor y que haya que descambiar las menos prendas posibles, lo mejor es fiarse de la experiencia propia e ir a tiendas donde anteriormente hayamos encontrado la talla adecuada. Una de las prendas más difíciles pueden ser los bañadores, ya que habrá que tener buen tino para que se sujeten bien a la cintura y no se caigan.
Indicativos que te ayudan
Más que por la edad, como muchas etiquetas indican, hay que guiarse por la altura y a partir de ahí poder adquirir prendas de su talla o más grandes. Pero tampoco mucho más grandes, ya que la ropa holgada puede entorpecer sus movimientos. Lo ideal sería una más grande.
Donde no hay casi ningún problema es en la compra de zapatos. La talla del calzado está más estandarizada en todas las marcas (aunque siempre puede oscilar de unas a otras), por lo que basta con conocer la medida del pie para acertar con el número adecuado. En este caso se puede comprar con total seguridad alguna talla más grande para aprovecharlo durante más tiempo.
Planificar,siempre
Llevar a los niños una mañana o una tarde de compras es sinónimo de caos y agotamiento. Por eso quizás convenga ir un par de días antes por cuentra propia a las tiendas que tengamos pensado y localizar lo que vamos a comprar. Incluso hacer una lista de lo que realmente necesita para ahorrar todo el tiempo posible tampoco estaría mal.
Para evitar momentos molestos, hay que planificar de la mejor manera la fecha y la hora para poder realizar la tarea con éxito. La compañía de un adulto siempre es un buen arma para poder seguir con nuestro objetivo cuando los niños no puedan más. De la misma forma en que contamos con una sillita de paseo al momento de salir para no retrasarnos en caso de que empiece a cansarse.
La elección de la ropa
Si son ya un poco más grandes seguro que querrán tener voz y voto a la hora de elegir una prenda u otra. Aunque son los padres los que tienen que marcar el camino, no está mal dar un poco de flexibilidad, entre otras cosas para hacer más llevadera la jornada de compras y para recompensarle si lo está llevando bien.
Antes que nada debemos tener en cuenta que la ropa preferiblemente debería ser lo suficientemente ancha para poder colocar los pañales y que esta no sea un obstáculo cuando lo llevemos al baño. Pantalones con elástico en vez de botones o cremallera solucionarán bastante la papeleta de acertar con la talla. En cuanto a los materiales, el algodón y otras fibras naturales no suelen causar irritaciones (a no ser que sea un caso de alergia).