Hay que evitar, en la medida de lo posible:
- No atenderle cuando le veamos llorar en su cuna o en cualquier otro lugar.
- Movernos sin cuidado o cogerle y tocarle sin mimo
- Que tu bebé sufra cambios bruscos de temperatura
- La contaminación acústica, o los ruidos bruscos
- Los nervios, pues se le contagian al bebé
- Que no vea receptividad cuando os haga gestos, caricias u os mire a papá y a mamá
Según el artículo, estas premisas hacen que el niño no sólo sea más feliz sino que refuerce su autoconfianza. ¿Añadiríais alguno más?
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