Ya es prácticamente Semana Santa y antes de empezar un periodo de vacaciones ya estamos pensando en el siguiente. Habló, como no podía ser de otra manera, de las vacaciones de verano. ¿Qué vais a hacer vosotros con vuestros hijos este año? Yo lo tengo claro, les voy a apuntar a un campamento de inglés y os voy a explicar por qué me parece una gran idea.
¿Por qué apostar por un campamento de inglés?
Como padre, me gustaría que mis hijos, que ya escuchan música en inglés y ven en series en versión original, tengan la oportunidad de reforzar durante los veranos los conocimientos que reciben en las clases del instituto y de la academia extraescolar. Es por ello que la opción de un campamento de inglés me parece una gran opción para nuestros hijos, siempre y cuando estos ofrezcan otro tipo de actividades y que no parezca un castigo para ellos. Se pasan todo el curso esperando el verano y bien se merecen disfrutar de unos días de desconexión, pero si sirve para que aprendan algo, mejor que mejor.
¿Realmente se aprende? No me cabe la menor duda. Los profesores son nativos y todos los compañeros están allí con la misma motivación y propósito. Además, no se entiende como una obligación, sino como una actividad de ocio para el verano. Por lo que bajo mi punto de vista, con esta inmersión idiomática, el aprendizaje del inglés es más fluido y natural.
Y además de aprender inglés, ¿qué más les aporta?
Los campamentos de verano, desde sus orígenes, siempre reportan un montón de beneficios para el desarrollo y madurez de nuestros hijos en esta etapa. Yo me quedo principalmente con estos dos:
1.-Desconexion de la tecnología. Leí hace poco que los jóvenes pasan más de 7,5 horas al día usando aparatos tecnológicos, y que cuando no es el móvil, es el ordenador, la tele o la consola. Dejan un aparato para coger otro. El campamento es un espacio para que interactúen entre ellos, con jóvenes de su edad y lejos de la pantalla. En este sentido, también entran en contacto con un entorno natural que no tienen en la ciudad.
2.-Desarrollan habilidades sociales para madurar. Estoy convencido de que enfrentarse a hablar en un nuevo idioma que no se domina a desarrollar la personalidad. Obliga a nuestros hijos a vencer la timidez en un entorno donde no conoce a nadie y donde necesita del idioma para comunicarse, pero además de desarrollar sus habilidades sociales, también les enseña a pensar con rapidez (si estas pensando cómo se dicen las cosas, la conversación pierde fluidez e interés). En definitiva, desarrollará la creatividad, la resolución de problemas y el compañerismo. ¡Que mejor manera que esta para hacerles salir de su zona de confort social!
Y no olvidemos que los padres también sacamos cierto provecho de las estancias de nuestros hijos en el campamento. Podemos aprovechar para descansar sabiendo que están en buenas manos. Personalmente, me habría encantado disfrutar de esta oportunidad en los campamentos de mi infancia.