Bueno, el nombre del título del tema lo dice todo. Casi tenía que haberlo escrito hace 3 años, cuando mi hijo de casi cuatro en la actualidad, no quería comer nada sólido. Al principio con nueve meses, no se me olvidará jamás cuando le dabas un trozo de pan, sus ahogos eran fijos. Con lo que en poco tiempo y antes de morir de un infarto por los sustos constantes, desistí, no sin asegurarme a mi misma : esto es pasajero, aún es algo pequeño, ya lo comerá. Su hermana, 4 años mayor que él jamas tubo ningun episodio similar. Cuando ya cumplió el año y empezó el cambio de alimentación en las cenas, no consegui meterle nunca el tenedor en la boca. Empezaba con alcadas y lloros y amoratamiento generalizado. Yo segui autoconvenciendome de que quizas aun no estaba preparado. Ante mi ya inminente preocupacion, se lo consuste a la pediatra y su contestación pareció convencerme en esos momentos: Hay niños que con uaño comen filete de ternera y otros con tres aún no masticas en pesacado. Bueno pues pensé, quizas le cueste un poquito más de lo normal.
Hoy con cuatro años que hará este mes de febrero, sigo en la misma situación. Salvo galletas, chuches, frutos secos, cereales y pan, no come nada más que pures y leche. La pediatra me dice que son manías, y que le deje sin comer hasta que coma su comida. A mi no me gusta esa solución, me muero de sólo pensarlo, por lo que insisti en el tema de un psicologo. La seguridad social no me lo aconseja hasta los cinco años, y por supuesto mi hijo no está para ir. El lo que tiene es mania. Con la situación económica en la que vivimos, no me puedo permitir la visita a un psicólogo privado, con lo cual estoy algo desesperada con la situación.
O me amargo con ello o dejo pasar el tiempo hasta que cuando venga a casa con su novia le prepare ella sus purés.
¡Ay! Que dura es la vida a veces.