Para soltar hay que agradecer lo vivido, para repetirlo o para no volver a cometer el mismo error.
Para dejar ir, primero hay que estar en paz con una misma, estar tranquila, sentir el cambio desde la voz, desde lo más dentro, retomar el rumbo, poder tomar el corazón y mantenerlo en la mano, en congruencia con Dios, con tu mente y tu respiración.
Dejar ir momentos que nos han dañado es muy difícil, no se trata sólo del perdón, es de verdad vivir el momento una y otra vez no por ser mártires, es para poder convivir en tranquilidad hasta que ya no duela y cuando esto pasa llegar no es el olvido porque tristemente no se logra, pero si llegamos a poder vivir en lo que sigue sin dolor, es un trabajo profundo y de mucho tiempo, solo con voluntad y valentía los malos momentos se van.
Dejar ir las personas es asimilar una gran pérdida, es un proceso de duelo con muchas etapas donde la negación y el corazón roto van de la mano y te arrastran al lado obscuro de la depresión, no sólo dejas ir a las personas que mueren, a veces tienes que dejar ir a familias completas que se van sin más con estas pérdidas, o en otro caso cuando una relación no funciono no sólo tienes que trabajar en despedirte de tu vida con esa persona, se van los sueños y las expectativas que creaste, hay un fracaso que se suma a la decepción, son situaciones complejas que se alargan en el tiempo y que mientras más tardes en comorender y aceptar, más daño te va a hacer.
Dejar ir es despedirte de una parte de ti, siempre sales más fuerte pero solo si lo has asimilado, es bueno hablar, escribir, llorar y buscar ayuda si lo necesitas, pero nadie lo puede hacer por ti.
"Perdona, olvida, aprende la lección y sigue adelante"
Cuando sueltas, creces.
A los 40 dejar ir toma tiempo y esfuerzo pero lejos de caer en el drama se acepta y se llega a comprender mejor, claro a su tiempo y en el ritmo que cada quien necesite, solo no olvides que nunca pasas por el proceso en total soledad, voltea y siente el amor de quienes te rodean.
Gracias por tu tiempo.