En este caso, nuestras botellas la hemos hecho sencillita; de agua, aceite y colorantes alimentarios (colores primarios). Las botellas que utilizamos son pequeñitas (para facilidad de sus manitas) y además recicladas para esta divertida actividad.
La mezcla del agua tiene un atractivo especial para los más peques. Es un buen material para estimularlos a nivel sensorial además de aspectos importantes como la atención, la curiosidad y la concentración.
Las Botellas Sensoriales son maravillosas y las podéis hacer de infinitos materiales, objetos y tamaños, ¡sólo hay que hacer volar la imaginación!
A Santiago le han encantado; ha pasado un rato bastante entretenido observándolas sobre su mesa y en dirección a la ventana (creo que si tuviéramos una mesa de luz fliparía!)
¿Qué os han parecido las Botellas Sensoriales? ¿Os atrevéis a haceros unas?