El colecho está recomendado por el Ministerio de Sanidad.
El colecho ha sido muy criticado por profesionales defensores de que los bebés deben dormir solos desde el nacimiento. Sin embargo, el 87% de los niños del mundo duermen acompañados. De hecho, las únicas áreas geográficas en las que no se practica el colecho de forma habitual son el sur de Europa, Estados Unidos y Canadá. En el resto del mundo, esta práctica está muy extendida y se realiza con naturalidad.
Se estima que en países como Noruega, Suecia o Japón, casi un 90% de las familias duermen con sus bebés de forma habitual.
Así pues, en culturas muy distintas y desde tiempos muy antiguos, los padres duermen con sus bebés normalmente. Esto nos indica que el colecho es un hábito que ha permitido a la especie humana perpetuarse, por lo tanto no es perjudicial. Simplemente, las tendencias culturales de cada sociedad van estipulando cómo deben hacerse determinadas cosas, pero esto no indica que lo que estipulen sea lo mejor.
En nuestro país, el Ministerio de Sanidad recomienda la práctica del colecho desde el año 2010 porque favorece la lactancia materna y ésta, a su vez, previene el SMSL (Síndrome de Muerte Súbita del Lactante). Y esta recomendación está basada en una fuerte evidencia científica.
Unicef, ha publicado un interesante manual en Reino Unido (puedes encontrarlo aquí, en inglés). Recomienda el colecho, excepto en los siguientes casos:
Los padres fumadores, con un bebé menor de 14 semanas.
Los padres que tomen medicamentos como somníferos, drogas o alcohol.
Los progenitores con obesidad mórbida.
Además, establece unas normas de seguridad a tener en cuenta:
No colocar al bebé entre cojines.
Si la cuna va adosada a la cama tapar los posibles huecos para que el bebé no quede atrapado entre los dos colchones. Tomar las mismas precauciones entre la cama y la pared.
No colechar nunca en un sofá.
Utilizar preferiblemente almohadas separadas para evitar tapar la cabeza al bebé, que duerme sin ella.
No utilizar edredones pesados, con lazos o pliegues.
Dejar la puerta de la habitación abierta para que exista una buena ventilación.
No practicar el colecho si alguno de los progenitores se siente excesivamente cansado.
El bebé nunca debe dormir boca abajo.
Beneficios del colecho
Si se tienen en cuenta estas normas de seguridad, algunos profesionales tildan al colecho de una experiencia muy integradora y positiva tanto para el niño como para los padres.
El dormir en la misma cama, refuerza el vínculo afectivo entre los padres y el niño, siendo el sueño compartido facilitador de una interacción familiar más profunda.
Ciertos estudios demuestran que quienes experimentaron el colecho en su primera infancia, de adultos demostraron que poseían más autoestima, más autocontrol, seguridad en sí mismos, tolerancia al estrés, mayor nivel de optimismo y grado de felicidad. Estos son los estudios reales que he encontrado al respecto, que explican los beneficios asociados a la práctica del colecho.
¿Por qué practicar colecho?
Sería casi imposible hablar de colecho, sin nombrar a Carlos González, pediatra defensor de la lactancia materna, y autor de libros como “Bésame mucho“. González afirma que lo biológicamente normal en nuestra especie, antes de que las distintas culturas impusieran sus normas, era que los niños durmieran con sus madres hasta los 10 o los 12 años. Los chimpancés duermen con su madre hasta los 5 (y tienen la pubertad a los 7) porque se trata de seguridad y supervivencia. Por supuesto, hablamos de niños que no duermen desnudos bajo las estrellas, sino vestidos en su cuna, en su habitación y bajo un techo donde pueden sobrevivir sin la necesaria compañía de sus padres durante el sueño. “El problema ?afirma González- es que ellos no lo saben” e insiste en que no será hasta los tres o cuatro años cuando empiecen a comprender que no corren ningún peligro durmiendo solos y aceptarán de mejor manera irse a su propia cama.
Para la psicoterapeuta Fabiola Aguado, directora y creadora de la Escuela de Familia Al-Alba, el colecho aporta al niño, entre otras cosas, “seguridad física y emocional”, e insiste en que los tres primeros años son cruciales para desarrollar una seguridad que más tarde será el germen de la independencia. “Madre e hijo se encuentran íntimamente ligados, hay una fusión que se rompe cuando nace si se les separa; son momentos que necesitan de mirada con mirada y de piel con piel, de un contacto directo y permanente, que resulta clave para un crecimiento sano”, y considera que muchos padres tienen miedo a que sus hijos generen dependencia si duermen con ellos.
Preguntas frecuentes
Para terminar, he seleccionado varias preguntas habituales que considero de interés para los papás, respondidas también por este pediatra y autor. Puedes leer la entrevista completa, aquí.
¿Es bueno que los niños duerman en la misma cama que los padres?
¿Qué quiere decir “bueno”? No estamos hablando de una cuestión ética. ¿Preguntaríamos si es bueno jugar al parchís, o si es bueno llevar calcetines azules? Simplemente, quien quiere hacerlo, lo hace, y quien no quiere hacerlo, no lo hace. Lo asombroso es que durante años, sin ser una cuestión moral, haya habido gente diciendo que dormir con los hijos era “malo”.
¿El problema del sueño infantil es real o es más una creación de padres preocupados?
Según cómo se defina “problema”. Los niños pequeños se despiertan varias veces cada noche, buscan a su madre y lloran si no la encuentran rápidamente; algunos lloran aunque sí la encuentren. Si alguien define “despertarse por la noche” como “problema”, pues claro, los niños tienen muchos problemas. A mí me parece que el verdadero problema es tener que levantarse cada noche varias veces para ir a consolar a un niño que duerme en otra habitación. Y ese problema, más que los padres, lo han creado quienes han recomendado a los padres que el niño duerma solo en otra habitación.
Hay quienes recomiendan dejarles solos aunque lloren? ¿qué opina?
Yo no dejo llorar a mis familiares, a mis amigos, ni siquiera a mis pacientes. Si un amigo me llama llorando, no le cuelgo el teléfono. ¿Cómo iba a dejar llorar a mi propio hijo?
¿Duermen mejor los niños que duermen con sus padres? ¿Es verdad que los niños japoneses duermen cuatro veces mejor que los occidentales? ¿Y los padres?
En nuestra sociedad, probablemente son pocos los padres que toman la decisión, a priori, de dormir con sus hijos. Casi todos intentan poner al bebé en su cunita. Muchos, tal vez la mayor parte de los que acaban durmiendo en la misma cama lo hacen precisamente porque ven que así duermen todos mejor. En Japón todavía es muy frecuente dormir con los niños, al modo tradicional. Se ve claramente en los dibujos de Shin Chan, que duerme entre su padre y su madre. Según algunos estudios, en Japón los niños tienen menos problemas de sueño que en Estados Unidos.
Hay quienes afirman que provoca en los niños falta de autonomía y una mayor dependencia?
Bueno, yo llevo más de 30 años durmiendo con mi esposa. ¿Significa eso que no tengo independencia ni autonomía?
¿Hasta qué edad les dejamos en la cama?
Hasta que queramos. Hasta que quiera el niño, o hasta que quieran los padres.
Por supuesto, es difícil que tres o más personas quieran exactamente lo mismo: a veces el niño se quiere ir y sus padres le echan de menos, a veces el niño se quiere quedar y sus padres encuentran que están un poco estrechos en la cama, a veces el padre quiere seguir durmiendo con su hijo y la madre opina que ya tiene edad de dormir solito… Alguien tendrá que ceder. O se hace lo que quiere la madre, o se hace lo que quiere el padre, o se hace lo que quiere el niño. Lo que es absurdo es que hacer lo que no quiere ninguno de los tres, sacrificarse todos para hacer lo que dice el pediatra, la abuela o el libro.
¿Cómo influye el colecho a los padres?
¿Sexo sí o no?
Las relaciones sexuales suelen ser tema de preocupación para los padres, a la hora de decidir si practicar o no el colecho. Acerca de esto, la psicopedagoga Fabiola Aguado señala que “se puede vivir con naturalidad incluso si el niño está presente, pero hay que cuidar la intensidad del encuentro para que nunca lo pueda interpretar como un maltrato, una agresión o que se asuste”. También cabe señalar que los defensores del colecho argumentan que el sexo no debería ser un problema. Primero, porque se puede practicar en otros lugares (añadiría y en otros momentos del día) y, segundo, si el bebé está en una cama o cuna adosada, no hay por qué abandonar las costumbres íntimas. Eso sí, igual hay que tener más cuidado de no despertar al niño.
Espero que esta información te haya resultado de utilidad. Si ha sido así, agradezco que compartas el artículo en tus redes sociales y que me sigas a través de ella. También puedes dejar un comentario dando tu opinión al respecto, ¡será un placer conocerla!
Nos vemos el próximo lunes, hasta entonces nos vemos en facebook :). Un fuerte abrazo,
Belén.