El colecho es una práctica que puede despertar muchas dudas a los futuros padres. En este post respondemos a las preguntas más frecuentes.
Colechar o no es una de los grandes temas de conversación en cualquier foro de maternidad. El colecho tiene fervientes defensores y detractores implacables, pero no deja a nadie indiferente.
Desde los inicios de la Humanidad, los hijos han dormido con sus padres, bien en la misma cama o en la misma habitación. Sin embargo, desde hace varias décadas, ha existido una corriente que recomendaba sacar a los niños de la habitación de los padres lo antes posible.
En este post damos respuesta a todas las preguntas que puedan surgir sobre esta manera de dormir en familia: el colecho.
Preguntas y respuestas sobre el colecho
¿Qué es el colecho?
Se entiende por colecho que el bebé (o niño) duerma con sus padres, bien en la misma cama o en una cuna o cama contigua.
El colecho era la práctica habitual de dormir en occidente hasta el siglo XIX, cuando las familias tenían muchos hijos y las casas eran pequeñas. Además, en otras culturas es la manera normal de que los niños duerman, como por ejemplo en Japón donde suelen colechar hasta los 6 o 7 años.
Esto nos demuestra que el colecho no es una moda ni algo alternativo, si no que es la manera en que los humanos hemos dormido durante siglos.
¿Qué tipos de colecho existen?
El colecho puede hacerse de diferentes maneras y cada familia deberá encontrar la que más se ajuste a sus necesidades. Lo más importante a la hora de elegir el tipo de colecho que queremos practicar es que nos sintamos cómodos y seguros al hacerlo.
La primera manera sería que los padres y el bebé duerman en la misma cama. En este caso se recomienda que la cama sea grande y que ambos progenitores estén de acuerdo en hacerlo. En el caso contrario es mejor que no se haga colecho o que solo lo haga aquel padre o madre que lo desee hacer. Este tipo de colecho es en el que deben tenerse las mayores consideraciones de seguridad que veremos más tarde.
Otra opción para dormir con nuestro bebé sin meterlo dentro de la cama son las cunas de colecho. Estas cunas no tienen barrotes en uno de sus lados o tienen una barrera móvil que permite subirla y bajarla de modo que se pueden pegar al lado de nuestra cama y quedar como una prolongación de nuestro colchón.
Con las cunas de colecho tanto el bebé como nosotros tenemos nuestro propio espacio pero estamos muy cerca y accesibles. Son cunas muy prácticas pero a la hora de montarse debemos asegurarnos de realizar la sujeción de manera correcta para evitar que el bebé pueda quedar atrapado o caerse entre su cuna y nuestra cama.
Por último, aunque no es colecho estrictamente hablando, tendríamos la opción de dejar la cuna en la misma habitación de los padres, en lo que podría denominarse como cohabitación.
¿Cuáles son las ventajas del colecho?
El colecho es un sistema que tiene numerosas ventajas tanto para el bebé como la madre, como por ejemplo:
Ayuda a regular la temperatura corporal del bebé
Hace que haya menos despertares nocturnos y sean más breves, el bebé llora menos por las noches
Facilita el mantenimiento de la Lactancia Materna, ya que las tomas nocturnas son más frecuentes y sencillas de realizar
Mejora la calidad del sueño de madre y bebé puesto que se sincronizan los ritmos de sueño
Ayuda a crear y afianzar el vínculo y el apego entre el bebé y el adulto
Permite al adulto detectar más rápidamente si hay alguna alteración en el bebé, como fiebre o dificultad respiratoria
Establece patrones de autoestima y confianza en el bebé
Por todo esto, el colecho es una opción a considerar para futuros padres y sus bebés.
¿Cómo hacer colecho seguro?¿Cuándo NO se puede hacer colecho?
Si bien hemos visto que el colecho tiene muchas ventajas, también deben tenerse en cuenta unos factores que son imprescindibles para poder practicarlo de manera segura. Si queremos que el colecho sea seguro para nuestro bebé debemos poner atención en los siguientes aspectos.
Colchón El bebé debe dormir sobre una superficie firme y lisa. Por este motivo, no se debe colechar sobre un sofá u otras superficies blandas como camas de agua en las que el bebé pudiera hundirse o quedar volteado.
Ropa de cama Los edredones, mantas, almohadas u otros accesorios deben desaparecer de nuestra cama, puesto que pueden tapar la cabeza del bebé durante la noche y asfixiarle. Lo ideal es que el bebé duerma con un pijama o saco que le permita estar tapado y calentito sin riesgo de que se quede bajo ninguna tela.
Postura La postura más segura sobre la que debe dormir un bebé es boca arriba. Por muy tentador que nos resulte abrazarle contra nuestro pecho, es mejor que el bebé tenga un espacio en nuestra cama suficiente para estar boca arriba y no quedar atrapado entre nuestro cuerpo.
Lugar en la cama Está científicamente probado que el sueño del padre es más profundo que el de la madre, por eso se recomienda que el colecho se haga sobre el lado de la mamá. Poner al bebé entre ambos progenitores puede resultar peligroso, por lo que es mejor que esté en el lado de la madre y con la cama perfectamente pegada a la pared para evitar que pueda caerse.
No colechar con otras personas Se recomienda que no se coleche con varios hijos, puesto que los hermanos mayores pueden causar daño sin querer al bebé. También está contraindicado que colechen con diferentes personas, como familiares u otras parejas de los progenitores.
Aún teniendo en cuenta estas medidas de seguridad, el colecho no puede ser practicado por todas las familias, ya que podríamos provocar accidentes con consecuencias serias. Los casos en los que NO se debe practicar colecho son los siguientes:
Bebés prematuros, de bajo peso al nacer o con alguna enfermedad
Menores de 3 meses de edad
Progenitores fumadores
Si se ha consumido alcohol, drogas o medicación que provoque somnolencia
Si se tiene fiebre, cansancio extremo u otra condición que nos haga caer en un sueño profundo
Progenitores con obesidad o dificultad para moverse.
¿Existe relación entre colecho y Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL)?
Si buscas en internet vas a encontrarte diversidad de opiniones. Hay estudios que afirman que el colecho protege frente a este Síndrome y afirman que en las culturas orientales donde se practica el colecho por norma no existen casos de SMSL. Otros autores mantienen que es una práctica peligrosa y que se considera factor de riesgo para padecerlo.
El SMSL es una patología compleja y multifactorial, del que aun quedan muchas incógnitas, por lo que los estudios científicos pueden ser contradictorios.
La Asociación Española De Pediatría ha desarrollado un comité de expertos sobre este tema que en 2014 publicó una guía en la que se afirma (cito textualmente) que:
La forma más segura de dormir para los lactantes menores de seis meses es en su cuna, boca arriba, cerca de la cama de sus padres. Existe evidencia científica de que esta práctica disminuye el riesgo de SMSL en más del 50%.
La lactancia materna tiene un efecto protector frente al SMSL y, por otro lado, el colecho es una práctica beneficiosa para el mantenimiento de la lactancia materna, pero también se considera un factor que aumenta el riesgo de SMSL.
Puedes encontrar el documento completo en este enlace.
En conclusión, el colecho tiene su parte positiva y su parte negativa frente al SMSL. En lo que los expertos están de acuerdo es en que siguiendo las recomendaciones de un colecho seguro que hemos visto anteriormente, no tendría por qué suponer un riesgo añadido de sufrir SMSL.
¿Hasta cuándo se puede colechar?
Cuando sale el colecho en mis conversaciones, independientemente en el entorno en el que esté, siempre alguien menciona que el hijo de un primo de la hermana de su vecino hizo colecho y hasta los 16 años no pudo sacarlo de su cama. Y eso me hace reflexionar: o esa persona tienen una red de conocidos inmensa o se trata de una leyenda urbana.
Bromas a parte, la respuesta es muy sencilla: hasta que el niño y los padres quieran. La realidad de la maternidad es que no todo es blanco y negro, si no que va evolucionando y adaptándose a las circunstancias.
El paso de la cama de los padres a su cama propia suele ser gradual y con altibajos. Habrá momentos en los que el niño querrá volver a dormir con sus padres (porque esté malito, tenga miedo, o necesite más mimos) y otros en los que quiera pasar las noches solo e independiente.
Tarde o temprano el niño buscará la comodidad de su cama y se irá separando progresivamente de sus padres, lo cual que puede suceder antes o después en función del grado de madurez y personalidad del peque.
Y no, no te preocupes. Tu hijo o hija cuando tenga 16 años seguramente esté pensando en la manera de explorar otras camas, y no precisamente la tuya.
¿Es el colecho la mejor opción?
Pues no. O sí. Quizá. O tal vez algunas temporadas si y otras no. Porque en la maternidad no hay nada mejor o peor, tan solo lo que a ti, a tu bebé y a tu familia os funcione.
Lo que si puedes hacer es plantearte algunas preguntas antes de tomar la decisión: ¿tengo claras cuáles son las condiciones de un colecho seguro? ¿estoy en disposición de cumplirlas? ¿me siento cómoda y tranquila practicando colecho? ¿mi pareja está de acuerdo? ¿se adapta el colecho a mi ritmo de vida y mis ideales de crianza? ¿se trata de una decisión meditada y responsable? ¿conozco los riesgos y ventajas del colecho?
Cada familia, cada bebé y cada madre es un mundo. Y lo importante es encontrar aquella experiencia o modo de vivir la maternidad con la que te sientas más cómoda y satisfecha, independientemente de las modas, los comentarios de los opinólogos o las ideas preconcebidas que tengamos.
Mi experiencia
Cuando nació mi bebé, el primer sistema que utilizamos fue una mini cuna de colecho, en la cual, aunque cada uno tenía su colchón independiente me me permitía estar muy cerca de él. De este modo, tan solo con estirar un poco la mano podía tocarle sin necesidad de incorporarme.
Tener al bebé tan cerca permite que en cuanto notas que empieza a moverse o despertarse puedes acariciarlo y conseguir que se duerma otra vez antes de que se despierte completamente. Para nosotros este sistema era ideal, puesto que permitía la interacción y proximidad sin ningún riesgo de aplastarle o asfixiarle.
La mini cuna que empleamos era como esta:
Aun así, cuando el bebé cumplió 3 meses, en ocasiones lo metía dentro de mi cama, pero utilizando un nido de colecho. El nido de colecho sirve como barrera para que puedas colocarlo en la cama pero no haya riesgo de quedarte dormida sobre el bebé.
A partir de los 5 meses, cuando el bebé comenzó a sentarse solo, tuvimos que abandonar la mini cuna, por riesgo de que se cayera. En ese momento pasamos a una cuna convencional en la que uno de los laterales podía subirse y bajarse, de modo que también existía la posibilidad de estar durmiendo juntos pero no revueltos.
Así hasta que un día, con 18 meses, el solito y sin que nadie se lo pidiera se levantó de su cuna y se fue a su cama, dejando una cuna vacía y mi corazón hecho pedacitos al ver que mi bebé ya no era tan bebé y que prefería dormir en su camita. Y ahí duerme desde entonces.
¿Significa eso que ya no hacemos colecho? En absoluto. Salvo que ahora colechamos en su cama. Por lo general el peque duerme solo toda la noche en su habitación, pero a eso de las 4 o 5 de la madrugada suele llamarme, de modo que las dos últimas horas hasta el despertar las pasamos juntos. En el fondo, aun queda algo de bebé.
El colecho es una práctica muy beneficiosa para el bebé y, además, muy bonita de vivir. Sin embargo es fundamental conocer sus riesgos y la manera de prevenirlos para evitar situaciones peligrosas.
¿Has practicado colecho con tus hijos? ¿Añadirías algo más a este post? Gracias por tus comentarios.
Publicado inicialmente el1 febrero, 2021 @ 1:00 am