Antes del nacimiento de mi segundo hijo yo tenía un muy buen trabajo: una buena posición dentro de la empresa, con buenos beneficios económicos, donde había aprendido muchísimo tanto de mi profesión como en otras áreas de apoyo, era un trabajo muy exigente y estresante, y donde conocí muchas personas excelentes de las que aprendí grandes lecciones. El trabajo me gustaba unas veces más que otras, pero a manera general me sentía muy bien trabajando en ese lugar. Continuar leyendo...
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