Se me ocurren muchos adjetivos para dar nombre a este acontecimiento ocurrido en una residencia de Seattle en EEUU. En ella, convivían 400 ancianos, hasta que un día, la cineasta Evan Briggs decidió llevar a cabo un experimento para el que había estado ya preparándose y que por fin podía materializar.
El hito sociológico, en sí, no era ni más ni menos que unir en el mismo centro, a niños con ancianos. Generaciones separadas por un abismo social, cultural, económico...histórico, pero que tenían mucho que aprender la una de la otra. ¿Cómo se percibe la vida cuando no tienes toda la vida por delante? ¿Y cómo se concibe toda una vida por vivir, delante de tus ojos cuando apenas tienes 6 años de existencia?
La inexperiencia y la inocencia con la sabiduría de los años, la paz que trajo la Tercera Edad, la "hiperactividad" en la infancia, el conocimiento y comprensión de los conocimientos de los niños, y la condescendencia de los mayores, porque algunas cosas son "difíciles" que los sorprenden… Pero la razón por la que digo "perfecto" es porque son estos protagonistas emocionales los que se dan cuenta de esto. La frescura de los niños puede sorprender y emocionar incluso a los ancianos más escépticos.
Así pues, el centro, se convirtió de la noche a la mañana en una guardería improvisada donde los ancianos cuidaban y enseñaban un montón de cosas a los peques....
En EEUU, señala este artículo, son absolutamente inquietantes las estadísticas de ancianos que sufren marginación social. Esto, lleva a un irrevocable deterioro físico y mental. Pues bien, experimentos como este, han demostrado no sólo que la convivencia con niños les hace vivir ''más felices'' en todos los sentidos. Y los niños se sienten como peces en el agua junto a estos bellos abuelitos.
Os dejo con el tráiler del experimento, en forma de documental. Un vídeo llamado Present Perfect, por ése guiño a que la felicidad es cuestión de momentos, y donde no importa la edad...
¿Me contáis qué os sugiere?