Se trata de mucho más que un lugar de ocio para acudir en familia. La piscina fomenta el ejercicio físico, las actividades lúdicas y, en ocasiones, se convierte en un centro social donde sencillamente hacer un magnífico plan con los amigos, sin un desembolso económico importante.
Pero cuando hablamos de seguridad y protección para los más pequeños, cambia la cosa y debemos hacer de éste nuestro principal objetivo. En las piscinas, los niños, sobre todo los más pequeños, son mucho más vulnerables a todo tipo de riesgos.
Caídas, golpes, y en los peores casos situaciones de ahogo, pueden convertirse en una verdadera tragedia si no prevenimos y les enseñamos ciertas normas de conducta en estos lugares de ocio.
¿Vigiláis a vuestros pequeños de manera constante mientras se bañan? ¿Creéis en la importancia de que empiecen a nadar cuanto antes?
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